III

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I just came here to the party for the drugs

Le causaba una mala sensación.

Luego de hacer caso a las indicaciones de Alex se dirigió rápidamente hacia la segunda planta, la que parecía estar restringida para la mayoría de las personas en la fiesta.

El volumen de la música no había disminuido del todo pero sí considerablemente como para poder escuchar sus pensamientos.

Todo estaba envuelvo en oscuridad, apenas unas cuantas luces que se colaban por debajo de una que otra puerta reflejaba el suelo de madera, pero no era suficiente. Raúl sacó de su bolsillo su teléfono y con la lámpara de este se apoyó para alumbrar su alrededor.

¿Cuál podría ser el baño?; Se cuestionó mentalmente mientras avanzaba por el interminable pasillo de incontables puertas.

Mientras tanto, en el interior de la última habitación de ese mismo pasillo había tres personas teniendo una discusión pacífica.

  —Habéis tardado—Dijo quien fue el primero en llegar a la habitación llena de azulejos.
  —Sí, lo sentimos. Tuvimos un... pequeño percance—Respondió Borja, siendo observado por Willy con la ceja arqueada.
  —Bueno Manuel, ¿Qué estamos esperando?.

El de ojos achinados estaba ansioso, quería experimentar todas las cosas que Luzu le había contado con anterioridad lo más pronto posible.

Pero una carcajada y una mirada incrédula detuvieron momentáneamente sus ansias.

  —No te ofendas, chaval. Pero el que negocia aquí es tu colega—Le respondió el de barba sin quitar su expresión.
  —No seas rudo con él. Es su primera vez.
  —¿"Primera vez"? Vaya, que recuerdos...—Soltó una risa llena de nostalgia.—¿Verdad, Luzu?.
  —Sí, Lolito, sí—Le respondió sin mucho interés.

No se llevaban realmente bien; su relación tan solo se basaba en la compra de la mercancía, pero siempre tuvieron sus choques, algo quizás no tan bueno tratándose de un camello y un comprador.

  —Dos—Pidió señalando una bolsa de las tres diferentes que le ofrecía.
  —¿El niño no dice "por favor"?—Preguntó el de barba, agotando la delgada línea de la paciencia de Borja.

El de cabello lacio no dijo nada, tan solo lo miró con el ceño fruncido y la mano extendida.

  —Te vas a divertir, chaval—Le dijo al menor de los tres.
  —Ya puedes irte—Dijo tomando la pequeña bolsa de plástico que contenía algo parecido a dos calcomanías.
  —Quiero mi dinero mañana. Lo tendrás, ¿Verdad?.
  —¿Cuando te he fallado, Lolito?—Le cuestionó por su apodo.

Este se encogió de hombros.

  —Por si se te ocurre algún día. Nos vemos.

Se marchó.

  —¿Y ahora que?—Preguntó Willy.

Guillermo esperó a que su amigo le contestara o simplemente le tendiera la pegatina, pero este solo atinó a sentarse en el interior de la bañera.

  —Ahora... tú te vas.

¿Había escuchado bien?.

  —¿Cómo?—Cuestionó.—Pero Luzu, te lo vengo pidiendo desde hace días.
  —Wilfred... sabes que te aprecio. Lo hago por ti, no podría verte en esta situación, macho.
  —Pero yo-...—Lo interrumpió.
  —Guillermo pírate, me lo agradecerás algún día, créeme.

Willy no podía creerlo, después de todo el esfuerzo que hizo para que su amigo aceptara. Sus manos se hicieron un puño, a punto de hacer una rabieta delante de Borja, sin embargo, algo se lo impidió y le hizo acatar lo que le había dicho.

Su subconsciente le decía que el mayor tenía razón.

Por otra parte, Raúl ya había visto salir a dos personas de la misma habitación, por lo que la curiosidad hizo su trabajo, moviendo sus pies mecánicamente en dirección a esa puerta.

Con firmeza tomó el pomo de la puerta, tenía que tener la mente fría, debía entrar y confrontar a Borja, no podía ser que el chico lo dejara plantado como si nada. Abrió la puerta, encontrando al chico que esperaba ver solo, recostado en la bañera con la mirada perdida en el techo.

Sus ojos volvieron a conectar.

  —¡¿Qué mierda haces aquí, tío?!.

La voz molesta del mayor erizó su piel, pero eso no le hizo arrepentirse. Cerró la puerta detrás suyo. Raúl necesitaba respuestas.

❝Drugs❞ ❘ LuzuPlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora