HARUKI MURAKAMI

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HARUKI MURAKAMI

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HARUKI MURAKAMI

Escritor de relatos, ensayos, traductor, novelista japonés.

(1949-XXXX)

En la vida todo es una metáfora.

Hacia dónde debería mirar es hacia dentro de mí.

Lo que nos hace personas normales es saber que no somos normales.

La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella.

Todo pasa. Nadie tiene algo para siempre. Así es como tenemos que vivir.

Lo que nos traerá el mañana sólo lo sabremos cuando llegue ese mañana.

Hay dos tipos de personas: los que son capaces de abrir su corazón a los demás Y los que no.

Las heridas emocionales son el precio que todos tenemos que pagar para ser independientes.

Soy de ese tipo de personas que no acaban de comprender las cosas hasta que las ponen por escrito.

Puede haber cierta magia cuando escribo, pero el resto del día soy nada más que un amante del jazz como hay millones.

Si amas a alguien, el amor va cambiando. Se cuestiona, se agita, se desorienta, se hincha, desaparece, se niega, hiere.

Debemos tratar a los demás de manera que, a su muerte, no nos queden remordimientos. Con justicia y, a ser posible, honradez.

En un relato el ritmo es lo más importante porque es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras.

Jamás había escuchado una música tan sorprendente como el jazz, así que me volví un fanático del género y, más tarde, un escritor al que el jazz le enseñó todo.

Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes. Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas que no pueden comprarse con dinero.

Para mí, la cultura popular, incluso la más comercial, es como una gran reserva natural de donde los escritores podemos tomar infinitos temas para establecer una comunicación directa con los lectores.

No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo.

Para mí, escribir una novela es enfrentarse a escarpadas montañas y escalar paredes de roca para, tras una larga y encarnizada lucha, alcanzar la cima. Superarse a uno mismo o perder: no hay más opciones. Siempre que escribo una novela larga tengo grabada esa imagen en mi mente. 

EPÍGRAFES FLANTÁSTICOS PARA ESCRITORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora