El silencio que usualmente había en la casa era tranquilizador. Hacía ya una semana que convivíamos en ella y, tan solo pensar que a la tarde teníamos que regresar a nuestra ciudad, la rutina de siempre, era un poco preocupante.
Pocas horas habían pasado desde que nos fuimos de la pequeña fiesta. No habíamos tomado mucho porque no había tanto y la música estaba demasiado alta. Como consecuencia, estando todos dormidos, la quietud de la casa parecía amplificarse hasta el punto de ser inquietante.
Desde mi cama podía ver el paisaje de la ventana. No era la gran cosa, por no decir que era una inmensa llanura de la cual se veía muy poco, hasta donde llegaba la luz. Lo más interesante era el puntito amarillo que venía desde los vecinos más cercanos. La verdad es que no quería pensar tanto en la distancia a la que nos encontrábamos de la civilización porque me entraba un leve pánico.
No sé bien cuanto tiempo pasé mirando hacia afuera, pero hacía rato que sentía que una silueta me miraba, casi no la veía. Cada minuto o segundo que pasaba, parecía más cerca, hasta que desapareció.
Se sintió el ruido de la puerta, que se encontraba cerca de donde estábamos todos. Alguien entró y prendió la luz de la habitación contigua. La cara de mi amiga se iluminó intensamente.
—Apaguen la luz...— dijo Ashley con un volumen tan bajo casi imperceptible y se dio vuelta, dándome la espalda y cubriendo su rostro con las sabanas.
En este punto, extrañamente no me sentía con miedo. Después de ver la silueta tanto tiempo desde la ventana me hizo conocerla de alguna forma.
—Soy yo, ya la apago— susurró Drac, queriendo no despertar a nadie.
—¿Qué hiciste ahí afuera tanto tiempo? Te estuve viendo desde la ventana— dije yo.
—Imposible —dijo Drac —. Viajé al pueblo para comprar el desayuno para más tarde.
—¿El desayuno? —dije desconcertada —, faltan horas todavía, imagínate cómo va a estar lo que compraste cuando nos levantemos. Además, no creo que Ashley y Elliot madruguen. Se van a levantar para comer al mediodía.
—Tenés razón. La verdad es que no podía dormir...
Hubo un momento de silencio. Me levante porque yo tampoco podía dormir.
—¿Cuándo te fuiste? Nunca escuche el ruido del motor, ni siquiera cuando viniste.
—¿Cuánto tomaste? No pensé que estabas en ese estado.
—Ja, ja, que gracioso —dije mientras le pegaba en el brazo.
—Callensé, estoy tratando de dormir —dijo Ashley enojada, con la voz un poco más fuerte.
Estuvimos un rato en silencio, y más tarde, empezamos a desayunar, porque ya dábamos por hecho que no íbamos a acostarnos.
Me quedé mirando Instagram luego de terminar, increíblemente teníamos internet en el medio de la nada.
—Voy al baño —dije, dejando el celular arriba de la mesa.
El pasillo hacia el baño era innecesariamente largo, a cada paso que daba, parecía que la puerta se alejaba. Puse las manos sobre las paredes que tenía a los costados, porque sentía que me desmayaba. Miré hacia atrás y la luz de la habitación donde estaba Drac estaba apagada. Estaba a oscuras totalmente. La pared que estaba tocando parecía deshacerse con mi toque.
Llegué al baño que lucía destrozado hasta que prendí la luz. Las ojeras se me marcaban mucho, o, por lo menos, eso me decía el espejo.
Salí minutos más tarde, aliviada. La luz del final estaba prendida. Todo volvía a la normalidad.
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Aniversario
RandomDespués de una fiesta, Dakota y sus amigos vuelven a la casa de campo donde iban a pasar el último día de vacaciones.