•|Capítulo 4|•

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-¡Mocosa!

Sus pequeños ojos se cerraron con fuerza al escuchar el fuerte gritó de su Progenitor. Un ruido fuerte se escuchó y los quejidos de su Hermana resonaron después.

-¡Ni siquiera puedes servir para traerme dinero!

Su Mami volvió a pegarle a su hermana, dejándola en el suelo. Entonces allí fue cuándo lo visualizó, temblando en un rincón.

-¡Pero tu si!- Y como si fuera arte de magia, su Mami llegó a él y le sonrió, acariciando sus mejillas- Tu eres muy bonito, De seguro Michikatsu me pagará muy bien por ti

-¡Pero tu si!- Y como si fuera arte de magia, su Mami llegó a él y le sonrió, acariciando sus mejillas- Tu eres muy bonito, De seguro Michikatsu me pagará muy bien por ti

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-Tengo lo que necesitas, pero tristemente para ti, no te lo puedo dar

El joven Omega frunció su ceño, con enojó.

-¿¡Porqué!? ¡Yo no lo quiero!

Aquel Alfa de mirada ciruela solo entre cerro sus ojos antes de suspirar.

-Tú Cachorro ya tiene 3 meses, raramente tú abdomen es plano, pero tu embarazó ya es avanzado. No puedo realizarte un abortó así

Douma no pudo evitar mirar al pequeño, quién se encontraba apretando sus nudillos y con la cabeza baja, reteniendo las lágrimas qué se asomaban en sus lindos ojos. Aquél Alfa también le observó, en silenció sin expresión alguna.

-Douma, ¿Podrías dejarnos a solas?

El Joven Omega tembló ante aquél comentario, sin embargó no pudo ni reaccionar, su cuerpo se detuvo y allí se quedó, como en antaño.

-Bien...Yo iré a hablar con Kotoha-san

El Hashibira acarició los cabellos burdeos del pequeño Omega y salió de la habitación, dejando la puerta entreabierta. Tanjiro no pudo ni soltar aire, se encontraba muy tensó, incluso podía jurar qué aterrado.

-Cálmate, sólo te haré unas preguntas

El joven Omega asintió sin levantar la mirada, tragando con pesadez.

-Mi nombre es Kibutsuji Muzan. ¿Cuál es tú nombre y apellido?

El Omega se mordió la lengua un segundó, sin embargó creía que si no respondía, podrían volverlo a golpear.

-¡T-Tanjiro!, ¡Me-e llamó Tanjiro!

Kibutsuji solamente le vio sin expresión alguna.

-¿Y tú apellido?

Entonces el menor negó, con terror.

-Está bien, Sigamos con la siguiente pregunta

Continuará




Lost innocence [MuzanTan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora