Let's Fall In Love For The Night

Al entrar en la fiesta se sintió incómoda, había llegado a un lugar en el que no conocía a nadie. Tenía unos cuantos meses dentro de la DOS y le habían pedido venir a la fiesta de fin de año que se daba entre diferentes organizaciones y no podía faltar, según le contaban. Trató de traer a su hermana pero ella le dijo que una fiesta así no valía la pena, al poco tiempo la vio salir de la casa con sus amigas. Y, su novio Dylan le soltó de repente que se encontraba en Seattle y que no podría estar con ella esa noche.

Dylan decía ser un hombre ocupado, había comenzado a trabajar en una compañía de gran prestigio y eso llevaba a Helena tener que entender cuando él le informaba que tenía que hacer viajes largos por negocio. Le parecía complicado que su novio ande viajando tanto pero él siempre le decía que tenía que entender ya que 'lo hacía por ambos'. Eso la llevó a llegar a una fiesta sola, en la que no tenía ni un amigo y solo pudo sentarse por su cuenta en una de las mesas del costado, esperando que nadie la note.

Después de un rato sentada y con un trago en la mano pudo ver a lo lejos a Leon S. Kennedy, el agente más codiciado de la agencia, y Claire Redfield, su acompañante así como su prometida. Helena moría por trabajar en un caso con Leon o conocer a Claire, sus nombres eran conocidos en cada división del FBI y para Helena ellos eran un modelo a seguir.

De pronto un joven de cabello café claro, vestido en un traje negro ceñido se sentó en el asiento más cercano a ella de la mesa de al lado. No parecía haberse dado cuenta que se había situado tan cerca de ella, pero al Helena quedarse mirando un rato (sin querer) dio a entender que la acción hecha por el muchacho era un tanto extraña para ella, quitándole importancia él sonrió.

— Perdón, creo que te asuste.- dijo, Helena no le respondió, solo espero a que continuara.- Sólo que la única persona que conozco aquí no llegó aún.

— Bueno, yo no conozco a nadie. Así que estás mejor que yo.- Le sonrió también, el río suavemente.

— Me llamo Piers, acabo de entrar a la B.S.A.A. ¿Y tú?

— Helena Harper, llevo uno meses en la D.S.O.

— Entiendo, la D.S.O usualmente da misiones de una persona, no debes tener compañeros aún.

— Creo que lo prefiero así, la verdad.- Dijo ella mirando a la pista de baile.

— No te culpo, algunas veces los compañeros pueden ser completos idiotas. Yo solo conozco de una buena manera a Chris Redfield, es a él a quien espero.- Le relató a la chica, ella se inclinó un poco hacia adelante, demostrando su interés a la información que soltaba el soldado frente a ella.

— ¿Chris Redfield no es el antiguo miembro de S.T.A.R.S?, es muy reconocido en el campo del bioterrorismo, casi como Leon Kennedy.

— Tal cual.- Piers miró a la entrada, Chris entraba con su esposa, Jill.- Aunque la verdad me olvidé que Jill iba a venir.

— ¿Tiene algo de malo?- pregunto ella, curiosa.

— Nada de malo, solo que ahora seré la tercera rueda.- Helena río con su comentario, que bella risa, pensó Piers.

— Te puedo hacer compañía, entiendo lo incómodo que es eso.- ofreció ella, señalando al asiento vacío en su mesa. Piers sonrió otra vez, si iba a estar con ella no dejaría que se quede sentada en esa mesa toda la noche.

— Me agrada la idea, pero, ¿No quieres ir a bailar, Helena?- Ella no supo responder. Solo sintió como Piers levantó a Helena jalando de su mano suavemente.

Antes de que se diese cuenta estaba en el centro de la pista de baile. Era una canción bastante alegre, Helena usualmente prefería no bailar. Piers la guio, canción tras canción, mientras le agarraba de la mano o por la cintura si la canción lo pedía. Como fue avanzada la noche, Helena se sentía  cada vez más cómoda con Piers. Y la verdad era que, muy pocas veces se había sentido cómoda con alguien que acaba de conocer, su carácter hacía que desconfíe de todos y siendo sincera, ella lo consideraba más un atributo, porque no sabía a quienes debía dejar entrar a su vida, si era mucha gente alguno de ellos terminaría lastimándola.