Jaemin la miró una vez más, buscando duda en su mirada, pero ella estaba demasiado ocupada en tratar de quitarle la playera.
-Anh- la llamó. Ella alzó la mirada, sus hermosos ojos verdosos brillando con sensualidad. Jaemin quería mimarla y hacerla tocar el cielo. -¿Quieres seguir? Porque no quiero detenerme, no creo poder hacerlo una vez te tenga en mis manos- dijo él, acariciando su cadera. Ella lo miró y lo miró. Parecía tener una lucha interna.
-No creo que podamos parar ahora- susurró acercándose y tomando sus labios urgentemente. Jaemin casi lanza una plegaria al cielo.
Jodido cielo, iba a pasar.
La acercó más a él, y despegó sus labios de ella para poder pasearlos en su cuello. Un punto sensible, en demasía. Sólo rozaba su piel, sin llegar a dar un beso completo, sus finos labios rozando puntos erogenos.
-Mhg- sollozó ella, pegándose más a él y a su cadera. Dios, quería gritar alto, empezaba a ver puntos de luz y Jaemin ni siquiera estaba esforzándose. Era vergonzoso.
Él la tomó en sus brazos y la acostó entre las grandes almohadas, su cabello aún húmedo dejó una pequeña marca en ellas. Jaemin quería grabar esa imagen en su mente para siempre.
Levantó sus brazos y se quitó su playera, dejando a Anh una sendual vista de su torso. Jaemin casi maldice al verla morder su labio con ansias. Parecia una Diosa esperando por su tributo. Y él era un simple mortal que deseaba complacerla hasta hacerla gritar.
Por otro lado, Anh se sentía cohibida, Jaemin tenía pequeños abdominales y sus brazos estaban bien definidos. Su mayor se acercó y levantó su suéter enorme y se lo quitó con un poco de dificultad, luego levantó su playera interior y le besó el vientre.
-Para- dijo avergonzada, pero él no le hizo caso, mordiendo el pequeño exceso de grasa -Jaemin- gimió desesperada. Él siguió, haciéndole caso omiso. Adorándola con besos y pequeñas mordidas que no hacían más que hacerla sentir deseada.
La playera fue subiendo hasta llegar a su sujetador.
Oh no, por favor.
Anh puso sus manos encima de sus pechos impidiendo que Jaemin levantara más su playera.
-¿Te incomoda? -le preguntó, acercándose a ella. Anh asintió, perdida en la mirada de su novio. -Nunca haré nada que te incomode, todavía podemos parar- le acarició la mejilla. Ella negó y quitó sus manos de sus pechos
-Sigue... - susurró, antes de que su valentía de esfurmara. Jaemin acabó de subir la playera hasta sacarla de su cuerpo. Maravillado por las vistas, bajó a ella y le besó castamente los labios, después bajó por su cuello, dando pequeños besos hasta llegar al borde de sus pechos. Besó las copas de ellos para luego dar una pequeña lamida entre ellos.
Anh llevó una mano a su boca para evitar gemir alto. Dios, Jaemin sabía lo que hacía.
-Voy a quitar esto- le avisó él, poniendo un dedo debajo de su tirante y bajándolo por su hombro. Ella asintió nerviosa. Jaemin la miraba con tanto amor que su piel se erizó. Él nunca le haría daño. Él siempre la cuidaría.
Con ese pensamiento, dejó que él deslizar a su sujetador por su pecho, dejándola al descubierto. Ella miró ansiosa a su novio, que la miraba con un oscuro destello de lujuria.
Debia ser un crimen verse tan sensual y lindo al mismo tiempo.
Para dejar de incomodarla, bajó de nuevo hasta ella y le besó con pasión, dejándola sin aire, su cuerpo aplastándola de una forma tan excitante. Él desabrochó el botón de su pantalón y lo bajó lentamente por sus piernas. Esas piernas que lo volvían loco. Quería saber a qué sabía, pero eso sería demasiado para ella, debía ser cuidadoso y paciente.
-De saber qué pasaría esto, me hubiera puesto otra ropa interior- dijo avergonzada, Jaemin miró su entrepierna cubierta por una braga rosa con un panda en el medio, volvió sus ojos a su novia y le sonrió un poco burlon.
-Me gusta- acabó de deslizar el jean por sus piernas hasta sacarlos de su cuerpo. Anh suspiró, estaba casi desnuda y Jaemin estaba casi vestido. Estaban en desigualdad.
-Estás muy vestido- murmuró ella. Jaemin la miró y soltó el aire que contenía. Se levantó y se quitó su ropa, quedando en ropa interior.
-Ya no. Igualdad de condiciones, mi amor- le murmuró, ella soltó una pequeña risa y alzó sus brazos para rodear su cuello y alcanzar sus labios. Jaemin la sentó en su regazo de nuevo, acariciando su cadera.
-Adoro tus labios- dijo ella para volverlos a besar. Su estómago hormigueaba y la necesidad crecía en ellos como llamaradas de fuego.
Jaemin siguió besándola, pasando sus dedos por el abdomen de la chica, que ya parecía un poco más desenvuelta. Jugó unos segundos con su ombligo para luego bajar sus dedos hasta sus bragas, haciéndola contener la respiración.
Iba a pasar. Iba a pasar.