Parte Única (¿O no?)

73 7 2
                                    

Había una vez un hermoso y curioso ángel que bajaba a la tierra de su familia, los humanos, para espiarlos. Su nombre era Joaquín. Él amaba su música, bailes y fiestas, ya que en el paraíso, aquellas actividades mundanas estaban prohibidas.

Moría de ganas de participar de uno de esos festejos, pero al no poder ocultar sus alas, observaba a aquel pueblo desde la oscuridad del bosque que estaba junto a él.
Así, esperaba a que la música comenzara y bailaba en soledad entre medio de aquellos árboles.

Un día fue descubierto por un demonio que también visitaba la tierra en busca de diversión, pero no era cualquier demonio, este era un príncipe, un Diablo llamado Emilio. A él le entretenía verlo bailar, le parecía gracioso y muy bello. Como todo Diablo, era un maestro del engaño y por ende podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca sin que Joaquín lo notase, hasta el momento en que decidió hacerse presente ante él.
Le confesó que hacía un tiempo lo observaba en secreto y le preguntó qué buscaba en la tierra, ya que sabía que las leyes de los angeles eran mas rigurosas y tenían prohibido el contacto con los humanos, no así los demonios que podian hacer y deshacer a su gusto.

Él tímidamente respondió que amaba las fiestas que hacían pero al no poder participar en ninguna permanecía oculto allí para admirarlos de lejos. Fue entonces cuando una idea cruzó la mente de Emilio
-Yo puedo ir y venir entre los humanos, con mi magia logro cambiar mi apariencia. Si lo deseas puedo hacer lo mismo contigo - le propuso
- ¿Por qué me ayudarías?, ¿Qué esperas a cambio? - desconfió él.
- Que bailes conmigo, ¿Es mucho pedir? - sonrió.
Joaquín no podía evitar dudar, desde pequeño le habían enseñado que no debía confiar en los demonios, que eran seres malos. Pero su deseo de poder participar en una de esas fiestas era tan grande que decidió aceptar su propuesta.

Así el diablo usó su magia; 9cultó las alas del ángel y cambió su color de cabello, luego hizo lo mismo sobre él para desaparecer sus cuernos y cambiar sus rasgos. Joaquín estaba sorprendido, nunca había visto una habilidad así, definitivamente él era un ser poderoso.
Emilio lo tomó de la mano y lo llevó hasta el pueblo, la ansiedad se iba haciendo cada vez más fuerte en el pecho de Joaquín.

Al llegar pudo descubrir que aquella música provenía de una alegre taberna cuyos clientes siempre estaban dispuestos a celebrar.
Joaquín no podía ocultar el brillo en sus ojos y Emilio, galante, lo invitó a bailar
- Pero... ¿ y si no puedo hacerlo bien?...- dudó.
- Sólo déjate llevar...- le susurró Emilio mientras con el brazo derecho tomaba su cintura, y con la izquierda su delicada mano.

Decidió hacerle caso y se dejó guiar por aquel misterioso demonio que lo miraba a los ojos de forma seductora. Él no ocultaba su alegría, sus movimientos fluían perfectos con los de él. No tardaron en llamar la atención, a la vista de todos era una joven pareja, ninguno de los presentes podía jamás imaginar que un ángel y un diablo bailaban en el medio del salón.

Luego de ello, Emilio lo invitó a probar la comida y bebida hecha por los humanos, él se desenvolvía con total naturalidad entre ellos, dejando en claro que no era la primera vez que lo hacía.
Así la noche transcurrió entre risas y baile, sorprendentemente para Joaquín había pasado una velada inolvidable en compañía del ser menos pensado.

Antes de que la oscuridad desapareciese por completo se dirigieron nuevamente al bosque, recuperando así sus verdaderas apariencias
- Quiero agradecerte por lo de esta noche, ha sido como un sueño para mí... confieso que al principio dudé de ti, no podía creer que lo único que quisieses a cambio fuese bailar - dijo él.
- ¿Y quien dijo que era lo único que quería a cambio? - sonrió con picardía.
- ¿Qué quieres decir? -
Emilio se acercó rápidamente a él, le tomó el rostro y de sus labios robó un tierno beso. Joaquín quedó inmóvil por un momento, aquel gesto fue totalmente inesperado, provocando que se sonrrojara por completo
- ¿De verdad creíste que estaría al lado de un ser tan bello como tu y simplemente me conformaría con bailar? - sonrió él mientras aún acariciaba su rostro.
- Yo... no...- continuaba el ángel sin poder ordenar sus pensamientos.
- Me gustaste desde la primera vez que te vi y desde entonces no has salido de mi mente.
- Pero... no puede ser...
- ¿Por qué no?, ¿Crees que por qué somos distintos no podría poner los ojos en ti?, soy un Diablo, las normas no van conmigo - continuó seduciéndolo.
Joaquín, avergonzado, se tomaba el rostro mientras evitaba mirarlo directamente, pues era consciente de que algo en él también lo atraía. Temía ser ingenuo y que aquel atrevido Diablo sólo estuviese jugando con él, después de todo era la primera vez que tenía contacto con uno de ellos.
- Por favor mírame y dime qué sientes - insistió Emilio mientras volvía a acercarse
- Lo siento, será mejor que me vaya... - respondió Joaquín. Se dio media vuelta y lentamente comenzó a caminar hasta invocar una puerta al paraíso.

EL ÁNGEL QUE BAILABA CON EL DIABLO {EMILIACO} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora