La sorpresa del armario

Era 29 de noviembre de 1983, Albacete.

Alana se encontraba sola en casa mientras sus padres se iban al Ikea que había en Madrid, ya que en Albacete no había de momento.

Sus padres no llegarían hasta tarde
ya que comerían allí.
De manera que estaría todo el día sola. Eran las 16:00 de la tarde, de un día de lluvia.

Alana estaba viendo un documental, observaba como un guepardo iba tras una gacela.

Alana era una chica de 14 años bastante madura para su edad.

Decidió ir un momento al baño de la planta baja cuando tiró de la cadena se dirigió a la cocina a hacerse unas palomitas de microondas, cuando pasó el tiempo e hizo el ruido que decía que ya habían terminado de hacerse, cogió un bol y las echó ahí. Se dirigió al sofá y se sentó.

Mientras se comía las palomitas escuchó un ruido, eran los golpes de las palomitas en el microondas, pero ella no puso nada.

Dejó el bol de la mesilla baja que suele haber enfrente del sofá y se dirigió a la cocina para ver  que era el  ruido. Se asomó y vio que no había nada dentro del microondas.

Ella pensó que sería cosa de su imaginación y volvió al sofá. nada más sentarse escuchó el sonido del agua corriendo por el grifo.

Fue al baño y no estaba abierto pero seguía sonando el hilo de agua.
De manera que subió las escaleras para subir a la segunda planta.

A veces pensaba que esas escaleras eran tan altas que prefería tener una silla salva escaleras para estos casos.

Abrió la puerta del baño y el grifo estaba abierto, pero ella no los había abierto.

Para cerrar los grifos tardó algo de tiempo ya que eran de los que tenían dos mandos para regular el agua caliente y el agua fría.

Cerró la puerta con intención de volver al sofá pero empezaron a sonar los muelles de la cama de sus padres.

Ella estaba bastante tranquila porque pensó que sería un ruido cualquiera pero al abrir la puerta vio un rastro de sangre  con restos humanos.
Con cara horrorizada continuó el rastro...

Al terminar el rastro vio a sus padres degollados y ahorcados.
Las cuerdas atadas a la lámpara de araña, colgaba los pies de ambos padres señalando el armario.

Alana llorando abrió el armario t vio dos corazones ensangrentados con una nota que decía:"No debiste quedarte sola".

Después de leerla en voz alta se escuchó el ruido de la ventana abriéndose rápidamente.

Alana se dió la vuelta, pero para entonces un suave brisa con gotas de agua movían las cortinas ligeramente y de fondo se oía el sonido de un relámpago.