Capítulo 1

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Camila Pov

Hoy, 5 de febrero se cumplen dos años.

Dos años desde que la perdí. Bueno, en realidad no lo hice. Solo que no está presente, o en este universo al menos, eso es lo que yo creo, que permanece aunque no en este mundo.

De inmediato su recuerdo me invadió, la conocía desde hacía muchísimos años atrás, antes de casarnos, por supuesto. Aquella imagen suya en la que no está postrada en una cama, conectada a más de diez máquinas para mantenerla "viva". Añoro su sonrisa, el hecho de ver sus preciosos ojitos verdes también, los cuales van perdiendo su fuerza con el tiempo, extraño verla despierta y con una sonrisa.

Fue la mujer que más feliz pudo hacerme nunca, aunque ahora mismo, y sin intención, esté haciendo todo lo contrario conmigo. No es su culpa, sinceramente, sigo amandola.

Había dejado de cepillarme el cabello, estaba hecha piedra otra vez. La misma solitaria lágrima de siempre, se deslizó por mi mejilla. La limpié rápidamente, sé que eso es solo el comienzo de lo mismo de siempre.

Terminé de arreglarme y me puse ropa para salir. Hoy es día de visita, puedo verla. Sonreí al saber que aunque sea puedo ver lo único que me queda suyo, además de los recuerdos, su cuerpo...y espero su alma también.

Fui a la cocina por las llaves cuando mi celular me interrumpió. "Número privado", suele ser del hospital. Atendí y llevé mi celular a mi oído.

-Camila Cabello habla.

-Señorita Cabello, hoy le diremos algo importante sobre Lauren.

-¿Despertó?-Hablé emocionada, la esperanza se había ido por casi por completo.

-Lamentablemente no señorita, es otra cosa, pero necesito que esté presente. Es algo...fuerte, para hablar por teléfono.

-Está bien, en un rato estaré por ahí-Corté la llamada.

De una vez por todas tomé mis cosas y me subí al auto. Suspiré cansada, ¿Por qué a mí? ¿Por qué Lauren? ¿Por qué no pude haber sido yo?

La impotencia me invadió nuevamente, no es algo raro. Golpeé el volante un par de veces. Estoy harta de esta mierda, cada vez soy más frágil.

Encendí el auto y comencé a manejar. No tardé más de 15 minutos en llegar, estacioné el auto donde pude. Nunca hay lugar en esta manzana. Bajé mi bolso y guardé mis llaves y celular en él.

Entré y en la recepción me atendió el mismo chico de siempre. Un idiota de ojos claros que solo sabe coquetear, llevo evitandolo desde que Lauren está aquí.

Precioné el botón y el ascensor abrió sus puertas. Entré y marqué el sexto piso. Cuando salí de este caminé hasta la 627. Toqué dos veces, a veces había alguien. Tal vez Ally, aunque no era para nada frecuente. Al no obtener respuesta abrí sin pensar.

Nada había cambiado desde la semana pasada. Las mismas flores de plástico, la misma temperatura en el ambiente, hasta el mismo sentimiento de vacío.

Acerqué la ya clásica silla a su camilla y me senté a su lado y tomé su mano. Aun está fría, siempre me pregunto, cuando fue que sus manos cambiaron las mías. Las suya solían ser las cálidas y las mías las frías.

-Hola Lolo-No había dejado de llamarla así-Sé que me escuchas, o tal vez no. Voy a repetir lo mismo, lo de siempre, porque ya realmente no sé que decir para cambiar la rutina-Las lágrimas volvieron a hacerse presentes-Lauren...te extraño muchísimo, no te das una idea. Siento que te necesito, y no es a veces, es todo el tiempo. Desde que me despierto hasta que termina mi día-La acaricié-Perdón por creer esto-Sorbí mi nariz-¿Pero realmente despertarás? ¿O yo soy la qué sigue esperando como una idiota, cuando tu ya estás muerta en realidad? Lolo, ya no sé que pensar y lo siento. Lo siento por ser así, lo siento por perder la esperanza. Tal vez tú necesites tu tiempo para recuperarte de esto y yo solo soy una egoísta de mierda-Ya no soporté mantener mi llanto en silencio y simplemente lo solté-Perdóname amor, soy una idiota. Juro que vas a salir de esto, eres la mujer más fuerte y hermosa que conozco, y eso no va a cambiar mi vida-Besé su frente e inteté calmarme un poco-Si te hace feliz, me ascendieron. Podré pagar un mejor hospital para tí, mejor atención, y con más horarios para que pueda visitarte-Le sonreí aunque ella no pueda verme-Extraño tus ojos, además de tí por supuesto, pero extraño un poco como se sentían. Eran...poderosos.

Alguién abrió la puerta entrando a su paso.

-Buenos días señorita Cabello.

-Buenos días doctor-Hablé algo desanimada-¿Qué era lo que quería comentarme?

-Aprovecharé el momento entonces. La señorita lleva casi dos años en un estado que no ha cambiado desde entonces. Sabe que ha tenido una evolución en los primero siete meses de coma y que desde ahí no ha cambiado su estado. Ni para bien ni para mal.

-Lo sé.

-Hemos visto que siempre está en un punto en el que siempre puede despertar, pero no lo ha hecho desde que dejó de evolucionar. Es poco probable que Lauren despierte a este punto-Mi mundo completo se derrumbó, sentí un nudo en mi garganta formarse-Con el resto del personal hablamos de la posibilidad de desconectarla-Mis ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente, pero me niego a llorar-Es su decisión.

-¿Existe la opción de seguir esperando?

-Como existir, existe, pero las probabilidades de que ella despierte son pocas, señorita.

-Déjeme pensar un poco su propuesta y cuando lo decida le diré-Hablé con algo de dificultad.

El médico salió del cuarto neutro. El nudo en mi garganta permanecía, no por saber esa propuesta, sino que por aceptarla como tal.

-Perdón...-Susurré.

Recuérdame [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora