El súcubo de la bodega

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Una bodega, fría y oscura.
Estaba en el sótano de una solitaria casa, llena de emociones crueles y oscuras intenciones de las que te retuercen el pecho.
Tres personas, una chica muerta, con la mirada ida y la piel tan blanca como algodón estaba acostada sobre una manta vieja y amarillenta por el paso de los años y dos chicos, ambos arrepentidos por no haberse sacrificado por la hermosa chica que reposaba frente a ellos. Devastados, cansados y con lágrimas en los ojos contemplaban a la chica que alguna vez amaron desaparecer frente a ellos, un frío helado chocando contra sus caras, sintiendo la presencia de su amada.
Su esencia intangible atrapada en esa bodega los llamaba,
Se llamaban.
Los días pasaban y sus mentes atormentadas creían que si ellos comían, su amada no tendría hambre, si tomaban agua, ella no tendría sed en el viaje hacia el más allá y así hasta que el deseo y la lujuria los inundó, a ambos.
Mientras se fundían el uno con el otro, cegados por abastecer a su espíritu de todo el placer que necesitara.
Ambos vivían en un mundo inventado, vivían en su cabeza y su locura bailaba tan rápido, tan pasional que era muy tarde para pararlo.
Ella flotaba, mirando la locura inundar la fría bodega, las personas a las que una vez había amado, ya no eran las mismas. Todo había cambiado y ella se preguntaba cuál era el peor de los sufrimientos que alguien podría soportar.
¿Quién elegiría la locura ciega si en su mente hay un paraíso?
¿Quién elegiría el sentimiento pleno si está obligado a presenciar un infierno?

El súcubo de la bodegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora