Prólogo

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Francamente me parecía innecesario redactar esta parte, pero algo me indujo a hacerlo. Uno de esos motivos es dar la bienvenida a quienes quieran leerme y también agradecer a mis lectoras y a mis lectores que me han apoyado leyendo cada historia que he publicado, siendo esto suficiente motivo para seguir con nuevas historias.

Pero, por otra parte, como decía, me parecía inútil redactar esto, puesto que cuando lean, se darán cuenta del estilo del autor, que tendrá buena o mala acogida. Por ello, pensaba dejar que las letras hablarán por mí o mi estilo diera perfecta cuenta de todo lo congregado en cada párrafo y así sorprender a quien se compenetre.

Cambiando de tema, esta será una especie de antología con cuentos o narraciones que algunos podrán juzgar de breves, mientras otros las creerán bastante largas. Independientemente de ello, hay unas que creerán totalmente imposibles, pero tan sólo, el primer relato es basado en algo verídico que sucedió hace ya muchos siglos. Como sabrán, una buena posición podía desplazar valores y amor, sin preocupación al futuro, puesto que no veían una solución más inteligente que la posesión de bienes, cosa que he visto poco juiciosa en esa clase de matrimonios. Pero, retomando la historia, esto ocurría con frecuencia no sólo en países desarrollados, sino también en aquellos que veían apenas la luz del conocimiento, como es el nuevo mundo. Y lo relatado en "el secreto del palacio" sucedió en una enorme urbe que hoy se corona como una de las más grandes del mundo.

He aquí, las siguientes palabras sacadas de un grandioso libro respaldarán mi argumento: "No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".

Y del mismo libro, lo siguiente da fe de la insensatez de tener por dios a Mamón: "No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas".

Aunque, he de confesarlo, habrá historias con romance, pero tampoco ese tema abarcará todo cuánto se pueda leer.

Con esto, he abierto el telón que dará inicio a mi compilación, de la cual espero extraigas al menos conocimiento o me daría por bien servido si aunque sea las historias lograran provocar misterio, suspenso y otras tantas emociones en ti, como si fueras un personaje más.

Hasta aquí llego, pero no me iré, porque en cada historia hay un poco de mí y además, la siguiente pregunta servirá para hacer que tu cerebro imagine el pasado de cada lugar, antiguo o moderno que visites:

¿Se puede decir lo mismo de la tranquilidad que aparenta este lugar, comparándola con su pasado?


Historias con frenesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora