Dedicado a Martu, que le gusta este OT3 y que mimen a Kiri.
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Estaba sudando. Sentía el cuerpo caliente y la mente nublada. El jadeo atrapado en su garganta luchando por salir, su erección atrapada en sus pantalones deseando ser atendida.
Había intentado por todos los medios no llegar a la situación. El chico le había dicho, después de disculparse por haber entrado en pánico y haber usado su quirk en un héroe creyendo que era el villano, que la única forma de retirar el efecto era con el objeto de su deseo.
No podía ir y masturbarse solamente, o tener sexo con cualquier persona.
Y Eijirō había intentado de todo, se había puesto a ver videos de Ground Zero, se había imaginado tener a Katsuki encima, follándolo. Todo con tal de engañar su mente, pero nada había funcionado.
Así que ahí estaba, tomando su última opción, frente a la puerta del departamento de Katsuki. Tocó, nervioso, esperando que su amigo abriera.
No quería hacerlo, dado que ésto solo revelaría sus sentimientos y él no debería tenerlos, no era correcto que Katsuki hiciera esto debido a su situación.
La puerta se abrió y Katsuki apareció descamisado y con el pelo alborotado provocando que Eijirō mordiera su labio.
—Hey, pelo de mierda ¿Qué pasa? —preguntó el rubio apoyándose en el marco de la puerta. Eijirō no supo responder, las palabras quedaron atrapadas en su garganta y jadeó, como si se ahogara. Katsuki se preocupó, tomando a su amigo de los hombros para que lo mirara.
—Yo... yo... —tartamudeó Eijirō temblando ante el calor de las manos de Katsuki en su piel. Por los dioses... necesitaba que lo tocara completo. Eijirō apoyó su brazo en el hombro de Katsuki cuando escuchó pasos dentro del departamento.
—Katsuki ¿Quien era? —dijo una voz femenina somnolienta. Eijirō levantó la vista para observar a Melissa que venía colocándose los lentes. Enrojeció, no sabía que ella estaba en el país.
Melissa era preciosa, siempre le había parecido muy bella. Tenía el cabello rubio alborotado y usaba una camisa grande de Katsuki que le llegaba a los blancos muslos. La mente de Eijirō hizo estragos, notó hasta el mínimo detalle de la rubia, como que no llevaba sostén y sus pezones estaban erectos por el frío; o ¿Y si no llevaba ropa interior debajo de esa camisa?
Enrojeció aún más.
—¡Hola, Ei! —saludó la rubia. Eijirō jadeó más y no tuvo alternativa que hundir su rostro en el cuello de Katsuki— ¿Qué tiene?
—No sé. Supongo que está afectado por algún quirk —respondió Katsuki rodando los ojos. Retrocedió jalando a Eijirō con la intención de meterlo al departamento.
—Está sudando como loco —exclamó Melissa cuando Katsuki dejó a Eijirō sobre el sofá, si su amigo se fijó en su erección, no le prestó atención.
Eijirō sintió algo suave contra su frente y miró hacia Melissa que pasaba un suave pañuelo limpiándole el sudor.
—A ver, ¿qué te pasó? —le preguntó Katsuki y Eijirō negó con la cabeza. Con Melissa presente, y con el deseo que ahora sentía por la rubia, le daba muchísima vergüenza comentar lo que había pasado.
La vergüenza y la excitación eran tan equivalentes, que no dejaba que nada saliera de su garganta más que jadeos y gemidos que él trataba lo mayor posible de contener.
Tampoco ayudaba que dos pares de ojos, azules y rojos lo miraran con atención. Katsuki frunció el ceño y tomó su teléfono.
—Llamaré a la agencia de FatGum para saber qué pasó.
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Deseo
FanfictionAl salvar a un civil, Kirishima entra en contacto con un quirk de lujuria que solo puede quitarse con el objeto de su deseo más puro. No se imaginó que al acudir a Bakugō, encontraría también a Melissa. ✓Bakushima ✓BakuMeli ✓KiriMeli ✓Trío