III

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Esa noche Athelstan y Ragnar volvieron a reencontrarse. A fundirse, pero esta vez había sido completamente diferente casi siempre que tenian algun encuentro cuando podían, el vikingo lo tomaba con lujuria, con sed de su cuerpo.

Esta vez habia sido delicado, le habia inspeccionado el cuerpo. Habia tratado de no ser brusco y no forzarlo, por que sabía que Echbert lo había lastimado.

Y allí yacía boca abajo y desnudo, durmiendo placidamente entre pieles que cubrian la mitad de su espalda para abajo. Ragnar pensaba, claro que pensaba. Lo que caracterizaba a Ragnar es que no solo era uno de los líderes mas capaces y valientes. Si no que su mente trabajaba rápido, era estratega e inteligente.

Cuando el cielo comenzó a aclararse se acercó a su amado, agachándose para besar su nuca 

— Athelstan...

— Hmm..

El cristiano se restregó los ojos y bostezó un poco, sonrió inconciente al ver al vikingo a su lado y se incorporó lentamente. El rubio atinó a pasarle su ropa.

— Vístete, tengo un plan.

[...]

La tarde era bastante calurosa, los vikingos se aglomeraban afuera del castillo del Inglés. Eran sacarrones y llevaban su escudo y sus armas, quién sabe como terminarían las negociaciones de su Rey contra el Rey Cristiano.

Ragnar llevaba atado de las manos a Athelstan, como una vez lo había tenido hace mucho tiempo. Su cara mostraba enfado, orgullo.

— Oh, regresaron. Por la cara de ambos, creo que no obtuviste lo que querías. — El rey orgulloso soltó con ironía para acercarse al castaño haciendo un ademan de tomarle las manos, sin embargo antes de hacer ello, el vikingo le lanzo la correa. — Hey, no lo trates así.

— Disculpe, no sabia que fueran tan delicados los cristianos. Anoche hablé con Athelstan — Llevo las manos a su cinto, haciendo una mueca com su boca — Puede llevárselo, no quiero saber mas nada de este cristiano. Pero lo que si quiero, son tierras. — Su sonrisa se agrandó.

— Bien, podemos llegar a acuerdos. Adelante. ¿Tus... Hombres... Y mujeres, entrarán también?

— Por supuesto. — Ragnar Asintió con esa sonrisa que no se borraba de su cara.

Todo su ejercito pasó, habian bajado las armas y entraban al reino del Rey. Observaban a las personas y claramente, las personas con miedo y asco corrian despavoridos a refugiarse. Los soldados no permitieron que entraran al palacio, solamente Athelstan, Ragnar y Echbert.

— Bueno... — El rey le saco la cuerda de las muñecas de Athelstan que agachó la mirada agradeciendo — Retirate, Athelstan. El Rey Ragnar y yo hablaremos, no necesitas estar aqui.

— Si... — Hizo una pequeña reverencia cortés y volteo hacia ragnar, mirándolo unos segundos y agachandose también en forma de saludo y salir de alli.

— Entonces.. Tierras. ¿Si no aceptó, qué?

— Bien, mis hombres destruirán a los tuyos.

— ¿Entiendes que mis soldados los superan, y que entraron a la boca del lobo? No estas en pociscion de negociar

— Mhh, Quizás. Pero envié un cuervo, si ellos no saben de nosotros en siete días, vendran quinientos barcos llenos de vikingos listos para tomar su tierra  a la mala.

El Rey lo miro desafiante, entrecerrando sus ojos y apretando su quijada. Era verdad que su reino era próspero pero no podria soportar un ataque de tal magnitud, incluído su hijo quien detestaba a los vikingos no podría contra todos.

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