Rainy Day

671 56 108
                                    

Desde ayer que los informes del tiempo decían que habría una leve llovizna y que estaría nublado todo el tiempo, que haría demasiado frío y que si no era necesario evitar salir a la calle porque posiblemente caería una tormenta de nieve.

La pequeña llovizna se convirtió en la tormenta del año, estaba nevando y lloviendo al mismo tiempo.

Harry no pensó ni en mil años que llovería de esa forma, no quería por nada del mundo salir de su cama calientita y su bebé tampoco.

Permitió que Clifford se quedara con ellos porque realmente estaba haciendo demasiado frío.

Su alfa fue a traer algo de leña para encender la chimenea y mantener su hogar cálido, ya que ellos no tenían calefacción aunque ya comenzaba a extrañar su cercanía.

Comenzó a sentir hambre así que a regañadientes salió de su cálido nido y con algo de dificultad fue hasta su cocina a prepararse algo que comer.

—¿Qué se te antoja hoy bebé?—Preguntó tocando su vientre de nueve meses. Buscó en las gavetas chocolate para cocinar, canela y más ingredientes. Después de que hirviera el agua comenzó a poner todo justo como le había enseñado su abuela.

Cuando estaba poniendo la canela unos brazos lo rodearon por detrás y descansado en su vientre, besando su marca y dejando otro besito en su mejilla.

Louis sonrió conforme cuando su Omega se acercó más a sus brazos.

—¿Qué haces mi amor?—murmuró con dulzura.

—Chocolate, nuestro cachorro quiso chocolate calientito está fría mañana, Alfa.

Louis soltó una risita por la respuesta irónica de su esposo. Cuánto amaba a este hermoso ser.

—Ya veo. La receta de la abuela ¿verdad? —Louis amaba con locura las recetas que le habían enseñado a su esposo, en especial si eran las recetas de la abuela Marie. Su abuela había adoptado una clase de amor protector por su esposo desde que lo conoció y cada que podía se lo robaba y le enseñaba muchas cosas, hablaba con él, y le confiaba los secretos culinarios de la familia.

—Sí, mi amor.

Harry apagó todo y se dió la vuelta para buscar dos tazas cuando su Alfa le robó un beso que correspondió feliz. Después de unos cuantos besos más se sirvieron la bebida y regresaron a su nido. Como no podían encender la televisión por la tormenta se dedicaron a darse mimos. Más que todo porque Harry lo necesitaba debido a su embarazo y porque necesitaban ese cálido contacto.

Louis atendió la marca de su esposo con devoción después pasó a su vientre, dónde protegía a su cachorro, poniendo a ambos en un estado absoluto de relajación profunda. Comenzó a liberar su aroma y marcarlo con este hasta sentir los movimientos de su bebé.

—Nunca me acostumbraré a sentir sus movimientos—Murmuró el Alfa mientras  acariciaba con dulzura el vientre de su amado Omega.

—Bueno, cariño, tú no tienes idea de lo que duele— añadió Harry sin embargo no lo decía de mala manera.

—Tienes razón—el Alfa beso la cabeza de Harry—. Por eso te amo, y no lo digo porque traigas a mi bebé en tu pancita, te lo digo porque eres la persona más fuerte que he podido conocer.

El Omega se acurrucó aún más cerca de su Alfa, si es que eso era posible, y comenzó a disfrutar de la atención que recibía.

Su esposo se refería a la difícil situación que tuvo que pasar cuando vivía con sus padres y se presentó cómo Omega y no cómo el Alfa que desearon tener. Y después de eso lo trataron muy mal, lastimandolo cuando negaban su existencia en su cara, tratándolo cómo si fuera un sirviente cuando ellos disponían de una fortuna demasiado grande y que fácilmente podrían pagar por el servicio de alguien más.

Rainy Day ||Larry||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora