Me encanta tu sonrisa, es como si los problemas no fuesen contigo.- Uuuuh, la gatita saca las uñas.- escuché como empezaban a correr detrás de mí. Noté como una mano me agarraba del hombro.- ¿Dónde creías que ibas?
- Lejos de tu sucia cara, gilipollas.- le escupí en la cara, con asco y rabia ¿Qué más podía hacer? ¿Suplicar que me dejaran? Já, seguro que me hubiesen echo caso.
- Yo de ti no me haría la chulita.- se limpió mi saliva de su cara y me apretó fuertemente la muñeca.
- ¿A no?
Con la mano que me quedaba libre le di un puñetazo en la cara, justamente en la nariz. Él se llevo las manos a la cara, yo aproveché para correr. Oí las voces de sus amigos como le preguntaban si estaba bien. Vale, ahora ¿Qué haría? Mejor dicho ¿Qué me harían esos sí me pillaban?
Noté sus pasos más cerca, no quería girarme, estaba nerviosa y mis piernas me empezaron a fallar de nuevo. Tropecé con algo y caí al suelo, vi como esos asquerosos se acercaban más y más a mí. Me había echo sangre en la pierna y me dolía intente de levantarme pero no podía me fallaban las piernas, así que empecé a caminar a cuatro patas lo más deprisa posible, sabía que el esfuerzo era en vano, tarde o temprano me cogerían. Noté como unos brazos rodeaban mi cintura fuertemente levantándome del suelo. Empecé a pegar patadas al aire como si eso sirviese de mucho.
- ¿Y ahora que?-al chico que le había dado un puñetazo se puso enfrente de mí. Le sangraba la nariz.
Estaba perdida, definitivamente no podía hacer nada.
A lo lejos de la carretera vi las luces de un coche. Eso podía ser mi salvación, o no. Tenía dos opciones, una que en ese coche fuesen personas decentes, y la segunda que en ese coche hubiese más imbéciles como los que me rodeaban. Empecé a chillar y a pegar patadas al aire para que el conductor del coche me viese.
- ¡SOCORRO!- el que me sujetaba de la cintura me dejó en el suelo y me tapó la boca con una mano.
La única opción que me quedaba era morderle la mano a esa cosa y salir corriendo de nuevo. El coche estaba cerca. Me tiré hacia atrás y le pegué un mordisco en la mano, seguidamente le pise el pie con el tacón y me deshice de sus manos. Salí corriendo hacia el coche que estaba a unos metros de mí. Ellos nuevamente salieron corriendo detrás de mí ¿Es que no se cansaban?
El coche paró en seco y se abrió la puerta del conductor. De ella salió un hombre súper alto. Se puso delante de mí dándome la espalda.
- Sube al coche.- se giró para mirarme y me sonrío.
- Muchas gracias, enserio.- le sonreí y me fui para el coche.
Era un coche grande, y negro. Abrí la puerta de atrás apresuradamente y me senté. Solté un gran suspiro, escondí mi cara entre mis manos y apoye los codos en mis rodillas. Mis ojos se llenaron de lágrimas, noté una mano posarse en mi espalda y acariciar mi pelo. Me sobresalté un poco, pensaba que estaba sola en el coche, pero al parecer no.
- No llores, una chica tan guapa como tu no debería llorar, todo esta bien ¿vale?- me sequé las lágrimas levantando la cabeza...
NARRA CAITLIN:
_____ se había ido hace una hora, tal vez un poco menos. Estaba preocupada por ella, es de noche y esta sola le podía pasar algo. Y si le pasara algo no me lo perdonaría en la vida.
Cogí mi móvil por quinta vez y la llamé. Como era de esperar no me lo cogía. Sé que la he cagado con ella, y la he cagado bien por no decirle que Justin venía hoy a Atlanta pero era una sorpresa que le queríamos dar y ni siquiera me ha dejado explicárselo. ¿Qué pensara ahora de mí? No la podía perder, es mi mejor amiga y no sé que haría sin ella. Tiene que entender que era una sorpresa, y tal vez se lo tenía que decir para que no lo pasara más mal pero todo el mundo se equivoca.