Capítulo 6

110 11 14
                                    

Hace media hora que observo incesantemente el reloj e intento sacar temas de conversación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hace media hora que observo incesantemente el reloj e intento sacar temas de conversación. Están a punto de servir la cena y Gilly todavía no aparece. Probablemente siga trabajando, o no haya terminado de prepararse... ¡Quizás está llegando! Ojalá sea eso, porque ya no se me ocurre de qué más hablar para que los De Simone no mencionen su retraso, y es muy agotador.

El reloj grande de madera marca las nueve, las nueve y cuarto, y veinte y es entonces que el timbre suena en toda la casa. Doy un pequeño salto al todavía no acostumbrarme a oírlo, es algo que en casa aún no tenemos.

-¡Llegó! -susurra Gianella emocionada a mi lado mientras todos nos levantamos a recibirlo. Respondo con una sonrisa, pero por dentro estoy más nerviosa que antes de que llegara.

-Ciao Signor Gerondi -saluda Giovanni De Simone extrañamente atendiendo él la puerta y no alguna de sus sirvientes. Yo me ubico detrás de él y chusmeo hacia afuera.

Nuestras miradas se encuentran. Él lleva el traje prestado por Don Arturo, tiene la postura correcta de todo caballero y su pelo castaño está impecable, incluso tiene todavía algunos mechones mojados a causa de la ducha. Me entrega una pequeña sonrisa de lado, se lo ve tan cómodo y seguro de sí mismo que siento que una parte de mis nervios se tranquilizan. Él vuelve su mirada al señor de la casa.

-Ciao Giovanni -dice formalmente y estrechan las manos. Es invitado a ingresar y al hacerlo ve al resto de nosotros.

Comienza cumplimentando a Francesca. La llama "mi señora", le brinda una pequeña reverencia y como buen estudiante que es se inclina y planta un cortés beso en su mano derecha. Continúa con mi amiga, ¡Esto es lo importante!

-Imagino que usted debe ser Gianella -repite el procedimiento anterior y veo que los ojos de ella brillan mirándolo y, sin exagerar, tiene la boca entreabierta, casi como cuando la protagonista de un libro romántico se emboba completamente de su futuro marido-. Mi nombre es Eric. Es un gusto finalmente conocerla.

Ella responde un "igualmente" y respiro mejor porque al menos la primer parte salió bien.

Entonces sigue conmigo, soy su último saludo y lo miro orgullosa por la profesionalidad que muestra hasta ahora. Él parece no notar mi expresión, o finge que no lo hace.

-Discúlpeme no saber su nombre, los señores De Simone no mencionaron que habrían dos hermosas damas -me ojea y hace una reverencia que respondo protocolarmente-. ¿Podría darme el gusto de saber cómo se llama? -pregunta inclinándose para tomar mi mano. No aparta un segundo sus ojos de los míos.

-Por supuesto. Mi nombre es Emma.

Su mano envuelve la mía delicadamente y me da un beso un poco más extendido que los anteriores dos. Entonces su mirada cambia, ya no es vacía como si recién me conociera, la de ahora me dice claramente "Hola de nuevo, damisela".

Unos momentos después me guiña el ojo izquierdo y se incorpora. Yo ruego que mi amiga no haya visto eso último, sino pensaría erróneamente.

Le muestran al invitado un poco de la mansión y, por más que sé que intenta disimular, no veo más que asombro en su expresión. Estamos a punto de sentarnos a la mesa cuando por la puerta de entrada ingresa alguien más.

¡No Soy Una Damisela En Apuros!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora