Estaba el ambiente tan tranquilo que sin desearlo el silencio comenzaba a irritarlos, los chicos intentaban conversar de algo trivial pero la plática volvía a caer en mudez; su intención no era forzar las cosas entre ellos, sin embargo, para la sana convivencia de ese momento tenían que seguir intentándolo.— Todavía queda para que llegue el señor Marsden, vamos a mi habitación de paso me cambio de ropa. — Elián asintió siguiendo al Raziel, no había mucho más, tampoco quería quedarse ahí y esperarlo, así que salieron de la cocina para regresar a la puerta de entrada y subir las escaleras.
Caminaban a un paso somero, los jovencitos recorrieron los pasillos del hogar de Raziel, Elián pudo imaginarse dentro de un laberinto porque daba la impresión de caminar y caminar sin llegar al destino hasta que toparon con la alcoba de Raziel, el invitado dudó en su nuevo accionar ¿Debía sentarse en la cama? ¿En el sofá que había? ¿O simplemente quedarse de pie esperando? Probablemente sí debió quedarse en la cocina esperando por Raziel.
— Hagamos esto más fácil, actuemos como que somos mejores amigos y que nos conocemos mejor que nadie. — El comentario de Raziel le hizo sonreír.
— ¿Ese no es el lugar de Cameron? — La pregunta de Elián cambió la expresión de Raziel, sin embargo, éste evadió contestar en el momento y lo invitó a sentarse; Elián actuó como se le pedía acomodándose en el sofá que había en aquella habitación. Tal vez no debió decir eso, de todos modos, no tenía que involucrarse más. Observó como Raziel desapareció dentro de lo que parecía ser su armario y Elián no dudaba que ahí mismo estuviera algún cambiador, podía escuchar como Raziel se paseaba de un lado a otro sacando ropa y volviendo a meterla, a esas alturas su invitado no entendía qué buscaba para vestir.
— Lo es... — Una sonrisa lastimera fue lo que recibió, Raziel ya estaba cambiado y listo con un atuendo más sofisticado, si preguntaban cómo definirlo, Elián respondería "Atuendo de niño rico y mimado". Raziel se acomodaba la ropa con Cameron en mente, el joven moreno no había dado señales de vida, es decir, ni un solo mensaje le hizo llegar a Raziel. Y no sabía cómo tomarlo. ¿Bien, mal, indiferente?
— ¿Hablaste con él? — Raziel descubría que Elián podía ser un entrometido, no le fastidiaba ese lado suyo, sin embargo, desde siempre le había costado hablar de cosas así con ajenos a su grupo. Por la cara de Raziel, Elián se volvió a recriminar. — Bueno-
— No, no lo hemos hecho. — Raziel se vestía dando la espalda a su acompañante, se acomodó la camisa negra abotonando correctamente la misma. — No sé. No sé cómo o si debo esperar... — Se estaba sincerando camino al interior de lo que parecía ser el baño.
— Probablemente esté igual que tú. — Elián sonrió provocando la misma reacción en Raziel. Era su manera de dar apoyo.
— Sí, quizá. — Y con esa corta charla fue cuando comenzaron a sentirse cómodos.
Gradualmente se dejaron llevar, ya no sentían la necesidad de buscar temas para conversar, Elián se levantó y se dio el tiempo para explorar la habitación de su nuevo amigo, paseaba y rebuscaba en sus estantes, encontrando libros, discos y videojuegos, tenía una gran pantalla y sus consolas listas para cualquier ocasión.
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La esencia de Aurora
RomanceArleth Bennett se consideraba un experimento jugando a ser normal. Sí, probablemente fuese así. Jugaba a ser alguien, a no ser una mentira, sin embargo, su juego terminó. Luego de que su identidad fuera revelada a las nuevas personas que más quería...