Las casualidades no existen, si nos conocimos, fue por algo.
Abrí la puerta y me lo encontré sentado en la cama con la cabeza agachada. Cerré la puerta y me senté a su lado. Le empecé a acariciar el pelo suavemente.
- ¿Qué te pasa cosita?- levantó su cabeza y vi que estaba llorando- ¿Álex? ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? ¿Te has hecho daño?- el negó con la cabeza y empezó a sollozar- Álex, no me preocupes por favor ¿Qué te pasa?
- Es que echo de menos a mamá.
Lo abracé fuertemente a punto de llorar, que mi hermano pequeño me digiera eso me destrozaba y me mataba por dentro, con sus 5 añitos no se merecía lo que nos había pasado.
La historia de mi madre no tiene un final feliz como es de esperar. Ella murió en un accidente de coche cuando yo tenía 11 años y Álex tenía 2. Mi padre y yo nunca nos atrevimos a decirle a Álex lo ocurrido, el solo tenía dos años y no queríamos que lo pasara mal. Siempre que preguntaba por ella intentábamos evadir el tema pero llegados a este punto no se lo podíamos ocultar más, tiene ya 5 años y se empieza a hacer mayor en cierta manera.
- ¿Dónde está?- yo le seguía abrazando con fuerza, no sabia que decirle, como decírselo, que palabras utilizar, era complicado.
- En el cielo.- dejé de abrazarlo para sonreírle entre lágrimas.
- ¿Y cuando iremos a verla?- cogí sus manitas y lo miré ¿Qué le digo yo ahora? No encontraba las palabras, la forma de decirle que no la podríamos ver más. Estaba totalmente en blanco y Alex esperaba una respuesta, cogí aire, suspiré y me encogí de hombros.
- Es complicado cielo- le limpié las lágrimas- aunque tu no puedas verla ella siempre estará contigo.
- ¿Y dónde está ahora?- dijo sonriéndome más tranquilo.
- Pues, no lo sé yo tampoco la veo.- hice una pausa y suspiré de nuevo- pero sé que siempre va a cuidar de ti de papá y de mi. Así que deja de llorar y sécate esas lagrimitas de cristal.
Asintió con una sonrisa y empezó a frotarse sus ojos. Le sonreí aliviada, creí que se lo tomaría más mal, pero por suerte lo ha entendido, más o menos. Ahora tocaba decirle a mi padre lo ocurrido, no sabia en que momento decírselo, ahora no. No quería que empezara darle vueltas al tema como tantas veces hacía, mi padre lo ha pasado realmente mal, pero al fin y al cabo nos ha sabido sacar adelante ha hecho la función de padre y madre y yo no se lo he sabido agradecer. Cuando mi madre murió me aislé del mundo, me distancié de mi padre y de todos mis amigos. Lo pasé muy mal y bueno lo estoy pasando aún mal ya que solo hace 3 años que mi madre murió.
Dejé de darle vueltas a ese tema y sonreí a Alex. Ya estaba mucho más tranquilo que antes, me devolvió la sonrisa tímidamente.
- Bueno, ¿y que te vas a poner esta noche?- de un salto bajo de la cama y fue hacia su armario, lo abrió y se giró hacía mi.
- ¿Me eliges la ropa? Plis.- dijo alargando la i.
- Solo si me das un beso.- asintió y vino corriendo hacía mi. Me levanté de la cama y me agache para que pudiera llegar a darme el beso. Me agarró del cuello fuertemente y me dio el beso.
- Ahora mi ropa.- me sacó la lengua y sonreí nuevamente.
- Voy, voy.- Fui al armario y rebusqué entre sus camisas cogí una blanca parecida a la de papá y la dejé estirada encima de la cama. Cogí unos jeans y unos zapatos negros.- Ale, ahí lo llevas pequeñajo.