Si quieres a alguien debes decírselo.
Al llegar a casa de Justin, Pattie ya nos había hecho le cena, tacos mmm, estaban buenísimos. Después de cenar estuvimos todos juntos mirando la tele en el salón, llamé a mi padre para ver que tal estaba, y me dijo que todo en orden y que me echaba de menos a mí y a mi hermano, eso me enterneció mucho. Si es que en el fondo era el mejor de todos. Acto después de hablar con mi padre me fui a poner el pijama pero antes de meterme en la cama tenía que hablar con Justin. Así que me dirigí a su habitación, toqué la puerta y me hizo pasar.
- Justin, necesito preguntarte una cosa.- dije mientras mis coloretes se tornaban rosados a causa de la vergüenza.
- Dime.- dijo con curiosidad sonriéndome.
- Bueno más bien necesito pedirte un favor.- miré hacía el suelo ya que mi vergüenza iba aumentando.
- Pídeme lo que quieras.- sonrió. Él siempre tan bueno, aunque lo que le iba a pedir no era nada material.
- Es que verás...- lo miré- me da cosa dormir sola, y me preguntaba si... ya sabes.- dije mirando nuevamente hacia el suelo.
- Ya se... ¿Qué?- se encogió de hombros intentando no reír.
- Ya sabes Justin, no me lo hagas decir.- me tapé la cara con mis manos.
- Dímelo.- rio- te preguntabas ¿si?- puso cara de curioso, aunque ya sabia a lo que me estaba refiriendo, pero él por el simple hecho de vacilarme me hacia pasar ese mal rato.
- Que si podría...- mientras intentaba decirlo veía a Justin como se le escapaba la risa- ¡oh, vamos ya lo sabes!
- No, no lo sé.- se echo el pelo para atrás y alzó una ceja.
- ¡Qué si puedo dormir aquí joder!- perdí la paciencia y se lo acabé diciendo.
- ¿Aquí?- puso cara de sorprendido- si solo hay una cama.
- Duermo en el suelo.- volteé los ojos.
- Como quieras.- se encogió de hombros.
Empecé a reírme a carcajada limpia, me hacía gracia la situación. Justin sabía muy bien a lo que me estaba refiriendo, pero se hacía de rogar, y él esperaba a que le dijese "puedo dormir contigo". Pero obviamente, me empezaría a vacilar con eso, y pasaba, bastante me habían vacilado ya hoy. Y vale, sé que suena a niños pequeños eso de tener miedo, que los fantasmas no existen y todas esas historias, pero bueno, dicen que tener miedo es bueno ya que estás alerta. Algo positivo tenía que tener ¿no? La película me había dejado traumada, ya que pensaba que me podría pasar algo parecido a la protagonista, ¿que era imposible? Lo sé. Pero aunque sabía que no me pasaría nada, no podía convencerme a mi misma. Todo el mundo tiene sus miedos.
- Por lo menos dame un cojín.- dije después de estar un buen ratos callados mirando a las musarañas.
- Te gusta dormir en el suelo ¿eh?- soltó una pequeña carcajada- pídemelo bien y no tendrás que dormir en él.
- Aun me queda dignidad.- me senté a su lado y le revolví el pelo.
- Si te quedase dignidad no estarías aquí.- alzó una ceja.
- Pues ahí te has pasado guapetón.- las bromas me gustaban, pero hasta cierto punto, o si más no hasta cierto grado. Me levanté de la cama dispuesta a irme, a dormir sola con mis miedos.
- ¿Dónde vas? Que era una broma.- me agarró del brazo antes de que pudiera alejarme más.
- Te pasas Justin.- me volví a sentar en la cama, y le sonreí a medias. No era bipolar, pero tampoco tenía ganas de enfadarme por estas tonterías.