A veces lo normal puede ser extraordinarioEntramos aun sin decir palabra, Justin estaba serio, y no tenía ni idea si le pasaba algo. Me lo quedé mirando esperando una palabra, pero nada. Él solo me miró por un segundo, y volvió a mirar al frente.
- ¿Qué te pasa Justin?- le pregunté preocupada.
- Nada.- arrancó el coche- ¿Qué me tendría que pasar?- dijo con una media sonrisa.
- No sé, casi no me has dirigido la palabra en el centro comercial.- me encogí de hombros.
- No he sido yo el que he pasado de ti.- empezó a conducir siguiendo al coche de Chaz, ya que este nos llevaría a la casa de campo.
- Eh, ¿qué?- dije desconcertada- ¿he pasado de ti?
- Algo.- rio.
- Es que hacía mucho tiempo que no veía a Christian.- lo pensé un poco mejor, y tal vez si que había sido mi culpa.
- Tranquila tonta.- me sonrió con esa perfecta sonrisa.
- Bueno en todo caso estas dos semanas no voy a dejar que te despegues de mi, eh.- reí divertida.
- ¿Ni para ir al baño?- alzó una ceja.
- Ni para ir al baño.- bromeé.
- No vale echarse para atrás, eh.- me avisó Justin en tono perver.
- Just, era una broma.- reí negando con la cabeza.
- Sí, sí, entre broma y broma, la verdad se asoma.- siguió hablando en ese tono.
- Lo que digas.- reí.
Al cabo de 20 minutos más o menos llegamos a la casa de campo de Mike. A mi me encantaba, estaba en vuelta en un campo verde, al fondo había un bosque, sabía que eso me iba a dar algo de mal rollo por las noches. Era así:
Justin aparcó el coche enfrente de la casa, seguidamente me abrió la puerta y bajé del vehículo. Le dediqué una de mis mejores sonrisas y lo abracé rápidamente ya que los chicos ya habían entrado en la casa y solo quedábamos nosotros. Fuimos caminando hacia la entrada era todo de madera, y me encantaba. Por la cara que hacia Justin también parecía gustarle.
Entramos dentro de la casa, lo primero en lo que me fijé es que no había segundo piso, y no creía que hubiese habitaciones para todos así que tendríamos que compartir habitaciones.
- Aquí es donde pasaremos dos semanas.- anunció Mike.
- Es preciosa.- observé a mi alrededor.
- Acogedora.- añadió Justin.
- Nos encanta.- dijeron Chaz, Ryan y Christian.
- Me alegro de que os guste.- rio Mike- pero vamos por trabajo. Que dos personas vayan a decorar el jardín, y otras tres que me ayuden a organizar todos los regalos, comida, bebida y ordenar la casa.
- A mi me da igual.- dijo Chaz.
- Yo me quedaré ayudando a Mike.- dijo Christian.
- Yo también te ayudo tío.- esta vez habló Ryan.
- Yo me quedo a ayudar también.- sonrió Justin.
- Pues tu y yo a fuera.- le hablé a Chaz.
- Que remedio.- se encogió de hombros.