único.

96 13 13
                                    

Un mes había transcurrido. Mark no sabía como enfrentar aquella tristeza que sentía acumularse cada vez más en su pecho, parecía quemar, como si se tratara de un voraz incendio.
Le costaba un poco respirar, a pesar que le pareciera imposible que el simple recuerdo de una persona le afectara tan en sobremanera.

Ese mismo día, se cumplía un mes de la partida de Donghyuck, su novio.

Todos habían lamentado su perdida, le dieron sus condolencias al momento de conmemorarse su funeral. Lo trataron de animar, de demostrarle que tenía el apoyo tanto de sus amigos como de sus familiares.
Sin embargo, ellos no lo entendían. Nadie podría reemplazar al muchacho de aquellos castaños y revoltosos cabellos. Él fue una persona tan única.

Le enseñó demasiadas cosas. Pasaron momentos buenos y malos, lloraron y rieron, transcurrieron muchas de sus primeras veces juntos.
Donghyuck era todo lo que Mark conocía. En pocas palabras, fue su felicidad, su cable a tierra.

Él no resultó ser una pérdida cualquiera. El día de su partida, sintió como si una propia parte de él hubiese fallecido junto a él.
El mayor siempre sintió una particular conexión con el moreno. Parecía que estaban destinados a estar juntos, como si no importara lo que pasara, siempre serían dirigidos hacia el otro.

Sus amigos se habían burlado de él ante aquellas desorbitadas conclusiones, alegando que sus palabras eran sumamente ridículas. Esas cosas sin sentido acerca del hilo rojo o almas gemelas eran obra de ficción.

¿Entonces aquella conexión era invento suyo?

Mark tenía el constante sentimiento, que le afirmaba reiteradamente que no importara que ocurriera con alguno de los dos, seguirían encontrándose.
Existía la posibilidad de que se encontrara delirando, no estaba tan cerca de la realidad. Pero algo en lo profundo de su corazón, le indicaba que el menor era algo así como su media naranja, de algún modo volverían a cruzar caminos.

Ese pensamiento era lo más descabellado que se le pudo haber ocurrido en su vida. ¡Donghyuck estaba muerto! Jamás volvería a verlo.
Lo había perdido, se le escurrió de sus dedos a la persona más importante de su mísera existencia, y no importaba cuantas veces se negara a aceptar aquel acontecimiento. A fin de cuentas, el menor ya no se encontraba junto a él, nunca regresaría.

💌

Mark se había resignado a salir de su cuarto para cenar. No se encontraba con apetito. Aquel insoportable nudo en la garganta seguramente le impediría la intromisión de cualquier alimento que se le ocurriera tratar de consumir.

Suspiró, dándole una calada al quinto cigarrillo de la noche. Tenía la mente abrumada, sus pensamientos siempre paraban en lo mismo: Donghyuck.

Se sentía decepcionado de él al volver al vicio del tabaco, le había prometido a Hyuck dejarlo, sabía que de alguna u otra manera se estaba perjudicando a si mismo al consumirlo. Pero en aquellos momentos de soledad y desilusión, creía que era la única forma de desahogar los sentimientos que tanto lo atormentaban.

—¿Acaso hice algo mal?— Volvió a suspirar mientras el humo abandonaba su cavidad bucal, y miraba un punto fijo en el cielo estrellado. Desvariando, permitiendo que sus pensamientos siguieran perturbándole la mente.

Sería tan hermoso estar con Donghyuck allí, tirados en su balcón, hablando trivialidades mientras se tomaban de las manos y acariciaba sus cabellos. Debería dejar de pensar en ello, no quería entender que era imposible; habría que aceptarlo de alguna manera, su novio no volvería.

De repente, sus recuerdos lo guiaron hacia unos días antes a que el moreno repentinamente se quitara la vida. Se trataba de una conversación que habían tenido los dos, una de esas tantas noches que se encontraban disfrutando de la compañía del otro.

angels; markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora