Todos sabemos lo que causa un beso en el cuelloComo pude me levanté y subí al caballo de Justin junto a él. Mi caballo se lo llevó Alan junto al suyo. Después de llegar a la hípica nos despedimos de Alan y volvimos a casa. Estaba exhausta.
Para volver a casa los chicos habían decidido que esta vez irían en el coche de Chaz, dejándome a mí y a Justin asolas. En parte se lo agradecía, me apetecía pasar rato a su lado. Pero el rato que estábamos pasando no era el que yo me esperaba. Yo iba apegada a la ventanilla, en mi regazo yacía la camiseta de Justin manchada por mi sangre, me sabía mal que se hubiese manchado, aunque a él le daba igual. Pero el caso no era ese, el caso es que estábamos en silencio, un silencio un poco incómodo. Tal vez, yo, estaba algo rara a causa de ese sueño que había tenido. Además no me encontraba muy bien, el golpe que me había dado era fuerte, pero no era nada más que un golpe. No sabía si Justin estaba molesto conmigo o si le pasaba alguna otra cosa, o tal vez no tenía ganas de hablar, o simplemente no le pasaba nada.
- ¿Qué te pasa?- rompí el silencio que se había formado.
- ¿A mí? Nada.- dijo sin dejar de mirar a la carretera- ¿por qué?
- No sé, como no has dicho palabra en todo lo que llevamos de camino.- aunque yo tampoco lo había hecho.
- Tu tampoco.- soltó una pequeña carcajada, tan floja que me costó de oírla.
- No me encuentro bien.- le confesé.
- ¿Quieres ir al médico?- ahora sí, dejó de mirar a la carretera para mirarme a mí.
- No, no me duele nada le sonreí.- él me cogió de la mano mientras con la otra manejaba el volante- solo estoy algo asustada por lo que ha pasado.- aparte de asustada por la caída que había tenido estaba... ¿cómo decirlo? Nostálgica, sí, esa es la palabra, estaba nostálgica.
- Bueno la verdad es que yo estoy algo impactado por todo.- suspiró apretándome más fuerte la mano- cuando te he visto en el suelo sangrando, no sé, me he asustado tanto.
- Lo siento.- me disculpé por habérselo hecho pasar mal.
- Si no ha sido cumpa tuya.- me sonrió tiernamente.
- Parece ser que nunca puedo tener una tarde normal.- dije con algo de rabia- siempre me tiene que pasar algo.
- Cielo, son cosas que pasan.- supongo que tenía razón- a alguien le tiene que pasar ¿no?- esas palabras me acordaban a las de mi madre en el extraño sueño que había tenido.
- Supongo.- todo pasa por algún motivo, tal vez me tenía que pasar eso para poder volver a ver a mi madre, aunque solo fuese en un sueño- un estúpido sueño.- espeté en voz baja.
- ¿Tienes sueño?- me preguntó Just que al parecer me había sentido, aunque no lo había entendido bien.
- No.- le sonreí para luego acariciarle la pierna.
- No hagas eso, a no ser que quieras que tengamos un accidente.- desvió la vista hacia mí- tengo cosquillas.
- Vaya por dios.- estallé en risas.
No tengo ni idea de cómo lo hacía Justin, pero siempre, siempre que tenía un problema y estaba sumida en mi tristeza lograba sacarme una sonrisa o una carcajada.
Nos quedamos en silencio nuevamente, pero ya no era incómodo. Era un silencio como cualquier otro.
Después de unos cinco minutos más llegamos a la casa, lo único que quería hacer era estirarme, descansar y dormir. Sabía que no podría estar un rato tranquila ya que los chicos estarían preocupados y se lo agradecía pero necesitaba estar un rato sola. Quería pensar en todo un poco y llamar a mi padre, que seguro que estaría preocupado por mí y yo sin batería en el móvil.