La juventud bella primavera, disfrutar no es difícil, reír y sentir el primer amor no se complica o quizás si.
El corazón es terco y nunca sabemos las locuras que nos lleva a cometer, un amor voluble y loco.
Algunos desesperan y otros sonríen felices, hay dichas y desgracias, pero entre las más bellas dichas está el amor. No sabemos si es cupido el que los flecho o el destino el que los junto.
Aquel que los coloco el sentarse juntos el uno al otro mientras tomaban el mismo bus, no era la primera ves que coincidían pero sentarse juntos casi chocando hombro con hombro se volvió nuevo.
Ambos nunca conocieron el amor hasta que se conocieron, era su primer amor, ese que aceleraba las palpitaciones del corazón, que hacía sudar tus manos.
German y Ana no sabían que decirse era una coincidencia inusual y aún faltaba para que llegasen a la parada en la que bajarían.
German por su parte jugaba con sus manos con nerviosismo, estaba inquieto quizás la camisa hoy le quedaba más apretada y parecía querer ahorcarlo, no lo sabía pero confío en unos auriculares para evitar conversar.
Ana nerviosa miraba por la ventana algo inquieta y evitaba mirarlo o hacer algo que lograste incomodarlo.
Dos jóvenes en una etapa tan hermosa, tan deliberada y tan… tan complicada pero a la vez tan fácil.
Luego de dos paradas llegaron a su destino, German salió más rápido de lo que podría hacerlo flash, Ana por su parte fue más lenta y se encontró con unos auriculares en el asiento de su ahora ex compañero de asiento, pensó en devolvérselos, pero al bajar del bus lo entro lejos y con sus amigos.
Horas más tarde en los silenciosos salones Ana apenas salía a tomar el almuerzo con sus amigas, por casualidad se encontró con Germán ambos evitaron mirarse y continuaron su camino. Ese día Ana conservo los audífonos y German entristeció por no encontrarlos.
Pasaron los días Ana no sabía cómo podría acercarse, German por su parte lo olvido y consiguió unos nuevos.
Ambos coincidían en el bus y se evitaban el sonrojo en sus mejillas los delataba dos años en ese mismo bus lleno de gente y algunas cosas más, pusieron a Ana en los ojos de German, ella era tranquila, de cabellos castillos y ojos café claros. Para el ahora era la apariencia de un bello ángel, que se encontraba siempre tranquilo y sonriente mientras disfrutaba hacer lo que le divertía. En clase siempre le observaba cuando todos se concentraban ocupados.
Ana encontraba muchos aspectos de el encantador, como el de algunos libros que leía, pues a pesar de su actitud juguetona y frívola, era educado y responsable, esos dos años viajando en bus no los había vuelto cercanos, pero si mostro su naturaleza, el solía ceder los asientos a los ancianos o mujeres embarazadas y en algunas ocasiones a ella.
Ambos encantados y embobados por el otro nunca notaron que mientras uno observaba y el otro se ocultaba, cambiaban de papel mientras se avergonzaban.
Había pasado ya una semana y media, pero Ana no encontraba un momento adecuado para entregárselo hasta que cierto día choco con un grupo de estudiantes que corrían en un pasillo y German había evitado que chocase con la pared.
—Deberías evitar estar distraída en pasillos muy concurridos.
—Gracias…
Ambos avergonzados se separaron de inmediato desviando la mirada del otro.
—Bueno… ten cuidado— German decidió irse pues aunque quería hablar de algo no sabía que podría interesarle y no quería incomodarla.
—Si gracias…—dijo suavemente, pero decidió actuar de nuevo— German… podrías esperarme al terminar las clases.
El estaba sorprendió, feliz, nervioso y avergonzado sin saber porque, ella no lo noto pues el le daba la espalda aún. Festejando en su mente que recordara su nombre.
—Claro… Ana—dijo sin pensar y salió huyendo nuevamente.
Algunas horas más tardes German evito salir con sus amigos y Ana se despidió de sus amigas para quedarse en el salón para por fin entregar los audífonos.
—Este… Ana que querías decirme— dijo German nerviosos de encontrarse solos, en las clases se la había pasado distraído imaginando que Ana por fin se le confesaría y podría tomarle de la mano.
—Yo… quería…—Ana hablaba pausadamente pues aunque había pensado mil formar de entregárselos los nervios ahora le habían ganado.
—Si…— German no podía estar ansioso.
Ana tomo su mochila colocándola en su hombro y se acercó a el sacando los auriculares y colocándoselos en su pecho salió corriendo, por inercia German los tomo rápido, al ver los comprendió lo que sucedía y salió corriendo tras de ella, estaba feliz pero era la oportunidad que había perdido tantas veces para acercarse a ella, un espíritu de confianza lo inundó y corrió hasta poder alcanzarla algunos metros fuera de la escuela.
—Ana, espera —dijo agitadamente mientras posaba la mano en su hombro.
Ella sorprendida paro provocando que chocarán un poco sin caer.
—Ana quieres tomar un helado, yo invito— sonrió alegre para no incomodarla.
Ella acepto no sabía porque pero estaba feliz de que el la hubiese alcanzado, luego de ese helado en el que jugaron y se desenvolvieron con el otro, tomaron el mismo bus a casa.
Día tras día empezaron a coincidir más, encontrando gustos similares y temas en común acuerdo.
Pasado unos meses sus miradas no eran las de simples amigos, no eran simples coincidencias, sus acercamientos no eran de simples amigos.
Pasado ese tiempo German tomo la decisión de dar el primer paso, no quería desperdiciar más el tiempo, el no la veía como amiga y esperaba aún más de todo eso que no sabía cómo llamar.
Organizo a sus amigos y a las amigas de ella haría que le gustase.
Un día la invitó a salir, ella se arregló adecuadamente quería parecerle bonita a el, tanto tiempo siendo amigos sabiendo que sentía algo distinto quería que la viese de otro modo a pesar d que el ya lo hacía.
Fue un día espectacular, fueron un rato al cine, comieron dulces variados y realizaron actividades interesantes en el parque. Hasta terminar en una de las bancas del mismo lugar.
—Ana creo que necesito decirte esto, tu eres alguien increíble… hubiese deseado hablarte antes pero era un momento vergonzoso para mí… aún así yo.. yo quiero que dejemos nuestra amistad porque yo… yo te veo como….
Ana lo cayó en ese momento estar sorprendida por sus palabras pero se sentía herida nunca pensó que quería que dejasen de ser amigos.
—No sigas…
—Espera Ana déjame terminar… me refiero a que ..
—No creo que lo necesites, yo enserió lo mal interprete.
Confundido la miro notando su error de inmediato, sus ojos estaban cristalizados apunto de llorar.
—Ana no llores— tomo delicadamente sus rostro para observarla, enserió lo había arruinado.
Ana solo seguía en silencio dolida por las palabras.
—Ana tu me gustas, yo no quiero que seamos amigos porque quiero ser algo más, contigo las palabras fluyen, bueno son torpes y a veces incoherentes, no quiero que seamos solo amigos… joder… Ana disculpa.. ni una confesión puedo hacer bien—dijo resignado por su error y recargo su frente en la de ella cerrando los ojos, no sabía que más hacer, su confesión termino siendo un desastre en ese momento.
Ana se avergonzó, estaba avergonzada sin duda, creer que ya no la quería de amiga, eran demasiado torpes para entender sus miradas.
—Yo fui quien lo entendió mal, yo también quiero ser algo más que solo amigos, todo este tiempo espere que algo más pasará quería escucharlo—dijo para reír un poco avergonzada.
Ambos rieron mientras sus frentes seguían juntas.
—Entonces Ana ¿Aceptas ser mi novia?
—Claro, Si quiero ser tu novia.
Ambos se separaron, German limpió las lágrimas del rostro de Ana y se acercó lentamente dándole un beso, algo torpe, apenas siendo un choque de labios que no duraron más que solo segundos, pero para ellos una eternidad hermosa.
Salieron de ese parque tomados de las manos sonrojados por el momento, pero deseando continuar más tiempo de esa forma, tomaron el mismo bus a casa, platicando y riendo. Contándose anécdotas siguieron juntos hasta llegar a la parada que los separaría.
Es que a veces las preguntas son complicadas y las respuestas son simples si solo supiéramos preguntar correctamente, cuántas cosas nos evitaríamos, cuántas dudas despejaríamos si solo nos atreviésemos a dar el primer paso y preguntar para obtener respuesta.
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Su Primer Amor
RomanceA veces las preguntas son complicadas y las respuestas son simples...