Día 7: Fuegos Artificiales.

473 36 6
                                    

Con mi brazo rodeándole su cintura y cuello, abracé a la persona más irritante que conozco. Y la que, por culpa de ese sujeto, está llorando como nunca.

¿Qué es lo que tiene que hacer uno para ser correspondido?

—Qué molesta eres —logré decirle con toda la calma de la que fui capaz. No quería que notará el dolor y la molestia en mi voz—. No muestras ningún interés en mí y estas tras una persona que nunca corresponderá tus sentimientos —exhalé con fuerza, esperando que con eso mis ganas de partirle la cara a alguien se calmaran. Casi funciona—. Y luego, comienzas a llorar de la nada. Me sacas de quicio, ¿lo sabías?

Sentí una fuerte presión en mi pecho.

—Pero, lo que más me molesta —la estreché más hacia mí— es que no pueda hacer nada por ti cuando estas así.

Lo que estaba apunto de decir, tal vez iba a provocarme enormes problemas.... Pero si no lo hago, no creo seguir soportándolo más. Llené mis pulmones de aire, combinado con su dulce aroma, y la aparté para mirarle directamente a los ojos. Mi boca se sentía más seca que un desierto, pero le espeté lo más sincero que pude:

—Tú sólo deberías enamorarte de mí.

No sé quién de los dos dejó de respirar. Ella me miraba alternadamente a los ojos, como si lo que acabara de decirle fuera un completo enigma.

Demonios. Esa reacción no me ayuda en nada. No tengo la más remota idea de lo que está pensando.

Esperé un sonido, una palabra, algo que me diera alguna pista de lo que estaba por venir, pero no hubo nada. Absolutamente nada.

De pronto, se escuchó el golpe seco de una pelota de béisbol chocando contra el piso.

—¡La tengo! —gritó el chico que vino por ella. Y como si hubiera estado todo este tiempo hipnotizada, dio un respingo....

Y me empujó.

—Lo siento... —dice en tono muy bajo y con la cabeza agachada, ocultando su rostro con el cabello—, debo ir a casa.

Se fue corriendo. Quise detenerla, pero no le vi el caso. Lo hecho, hecho está.

Al tiempo que el peso de decirle se fue esfumando, uno nuevo tomó su lugar, haciéndome sentir más allá que una mierda.

Me colgué la mochila de nuevo en el hombro, saqué mi ipod y al colocarme los audífonos le di reproducir. Justo cuando empecé a caminar a la salida, me llegó un mensaje. Saqué el celular de mi bolsillo y lo abrí sin ganas. Era de Inukai, invitándome a comer hamburguesas con Sarumaru.

No me apetecía comer, pero no rechacé la invitación.

------------------------------

Una vez que tomamos lugar en aquellas mesas de asientos incómodos, Sarumaru e Inukai empezaron a hablar de cosas irrelevantes. Yo sólo me dedicaba a escuchar, sin prestar mucha atención. Así estuve la mayor parte del tiempo hasta que Sarumaru tomó como tema el Festival de Verano.

—Oigan, ¿qué planean hacer en el Festival de Verano? —dice él aún con el bocado en la boca.

—¿Eeeeh? Ya tan rápido estamos en esas fechas... —dice Inukai, comiendo con toda la tranquilidad del mundo sus papas a la francesa.

—¿Quieren invitar a las chicas? Si le decimos a Kameyoshi, seguro también irá Yuyuka-chan —propone Sarumaru, ilusionado.

—Admiro tu fervor —dice Inukai en tono irónico.

Festival de Verano, ¿eh? Tal vez ella también vaya...

—Mamura como siempre no quiere ir, ¿verdad? Así que invitemos a otros tipos y...

Estrella Fugaz Diurna (Daiki Mamura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora