Ojo De Sangre

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Tom:

Dicen que cada noche ronda un demonio por las calles. Dicen que viste de negro, dicen que tiene cabello oscuro, piel pálida, un ojo verde, y el otro está oculto bajo un mechón de pelo. ¿Por qué? Nadie vivió para contar que esconde detrás de ese cabello. Todos los que pudieron verlo, murieron. ¿Cómo mata ese demonio? ¿Se los come? ¿Los quema? ¿Y qué tal si al ver su otro ojo, mueres? Nadie lo sabe. Las muertes continúan en esta ciudad, nadie hace caso a las advertencias. "No salgas por la noche" "No lo mires" Son las frases que más se repiten. Este demonio, aunque muchos no se lo crean, y piensen que solo es una simple leyenda urbana, es real.

 (...)

Era una de las épocas más lluviosas y a veces podía presentarse mucha niebla. Llovía a cántaros y las luces de las calles parpadeaban, se escuchaba el viento entrar por las ventanas y el frío recorrerte la piel. 

Suspiré, me había quedado observando la calle desde la ventana durante media hora. Solo quería salir un rato a mojarme. Me encanta la lluvia. Escuché las risas de mis dos amigos, quienes jugaban en mi consola de video-juegos. Sus padres todavía no venían a recogerlos, y ya era muy tarde. Fui a la cocina y me llevé una bolsa de nachos, me senté en el sillón donde estaban mis amigos y comencé a comer.

-Al menos invítame- dijo Gustav sin quitar la vista de la pantalla del televisor mientras metía una mano a la bolsa de nachos.          

-¡Oye! ¡Son míos!- me quejé.

-Niños- llamó mi madre, quien se apareció con cuatro tazas de chocolate caliente. Para mis dos amigos, mi hermano y para mí. -Sus madres llamaron y dijeron que no podrían venir a recogerlos, por eso se quedarán aquí a pasar la noche- anunció.        

-¡Fiesta de pijama!- gritaron Georg y Gustav mientras celebraban.

-¿Por qué no pueden venir?- pregunté.

-Ya sabes que ahora nadie puede salir por la noche.

-Oh, sí. Es por ese demonio que anda suelto por las calles- dijo Georg mientras se tapaba un ojo con algunos mechones de pelo y ponía una voz escalofríante. -Si te ve merodeando por ahí te seguirá, llamará tu atención, y luego, te mostrará lo que oculta detrás de ese mechón de pelo... ¡Y morirás!.

Mi hermanito, de solo unos tres años, se pudo a llorar por el miedo que le provocó.  -¡Georg!- le gritamos de forma molesta, pero él se puso reír. 

Mi madre tomó a mi hermano en brazos. -Niños, niños, no digan esas cosas frente a mi bebé. Además, no existe tal demonio. Seguramente sus padres ya les habrán dicho que solo es un  psicópata suelto por ahí- dijo mi madre.

-Lo sabemos, pero la leyenda es muy buena- se metió Gustav.

-Está bien, pueden contarse historias de terror entre ustedes, pero no frente a mi bebé. Bueno, me iré a dormir, que pasen buena noche- y se fué. 

Al no estar presente, jugamos algunos video-juegos, comimos pizza, vimos una película y terminamos con la velada contando historias de terror sobre aquel demonio. Yo en realidad no creía en él, eran puro cuentos para hacer mojar la cama. Mi madre tiene razón, solo es algún asesino suelto por ahí. Dios, la gente está loca. Sin embargo, lo que más odiaba de eso, era que por esa única razón, habían prohibido salir de noche. Pero la noche era hermosa. Todas esas luces, espectáculos nocturnos, conciertos, todo se había perdido.

Esa noche dormiríamos en los sofás. Gustav en el más grande, Georg en el mediano, y yo en el más pequeño. No me importaba, con tal de que ellos estuvieran cómodos, yo era felíz. Nos pusimos a charlar un poco, porque todavía no teníamos mucho sueño, y tampoco teníamos algo más para hacer. -¿Chicos?- llamé.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2014 ⏰

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