Con el paso de los años, conforme conocía a mi mamá, fui poco a poco descubriéndola a ella, a lo que conforma su esencia, lo que es su persona, lo que crea y destruye, lo que transmite, lo que oculta, y lo que aparenta.
La descubrí a ella, me costaron demasiados años, ciertos de miles de pesos para el psicólogo, uno que otro trauma, uno que otro beso, uno que otro grito, uno que otro abrazo.
Me costaron lagrimas y risas, depresión y felicidad, ofensas y muestras de amor, me costó una relación tóxica para descubrirla a ella, a susana.
Descubrí su odio hacia mi, las razones detrás de el; las entendí, las perdoné e incluso las amé.
Por que pudo haber hecho gran cantidad de cosas, pero no las hizo, prefiero arriesgarse a ni siquiera tenerme.
Con el tiempo, aprendí a, lejos de amar, valorar sus defectos; por que así es la vida, todo es defecto hasta que te das cuenta que de algo sirve todo lo que te sucede.
Así que te valoro, te amo y te agradezco, por cada momento, bueno o malo, lleno de odio mutuo o amor recíproco.
Pues me costó vivir lejos de ti para agradecer y extrañar hasta lo mas odiado de ti, tu TOC.
Gritos internos tenía cuando te volvías loca y frenética gracias a este, tu preciado TOC.
Y me odio por darme cuenta, a costos altos, que la que se vuelve loca sin este, soy yo.
Sin ti cerca de mi, apoyándome cuando nadie mas lo hace, por ordenarme mis cosas, exigirme pulcritud, por no tolerar ver mis lagrimas en linea desigual y preferir limpiármelas con gran amor.
Pues me haces falta, tu presencia, tu voz, tus enojos y tu exigencia.
Por que en este nuevo mundo para mi, llena de inseguridades, mi único hogar es este, tu TOC.