Había una vez.
Había, ya no.
Había una vez una dulce chica de la cual me enamoré desde el primer momento en que la vi, ella tan solo sentía mis movimientos. Ella era feliz, ella amaba la vida. Su sonrisa era permanente, recuerdo que de pequeña ella solía jugar, ella hacía burbujas y era feliz tan solo con eso…
Un día esa sonrisa permanente se borró y esas burbujas eran sus sueños y se iban lejos de ella. Entonces eso me puso muy triste. Ya que su sonrisa era hermosa a pesar de que ella ya no lo creyera, su rostro era dulce. Pero noté como lo observaba con desprecio. ¿Por qué mira así su bello reflejo? Me pregunté. Ella miraba a otro chico… y ese chico estaba con otra chica. ¿Por qué miras a ese chico que te es indiferente si me tienes a mí? ¿Por qué nuestra felicidad depende de aquel chico?
¿Por qué no te quieres?, ¿qué te sucedió?
—Tu mayor admirador, tu corazón.