Evans Dómine

295 3 0
  • Dedicado a Jacky Benitez
                                    

Para empezar, soy un Joven de 25 años de edad, nací en Francia en 1782 un 8 de
Julio, y mis padres eran dueños de una cadena de hoteles llamado "Le palais de l'Archange".

Lastimósamente la gran fortuna de mi familia no podía pagar mi salvación. Estaba sufriendo una dolorosa y degenerativa enfermedad que nadie conocía. Cada momento intentaba no sentirme terrible, estaba deshauciado, tenía que encontrar una forma de librarme de la enfermedad que estaba acabando con mi corta vida. Ni la medicina ni Dios podían salvarme, me sentía tan desesperado, me estaba volviendo loco!, tenía que salir de esto! Queria que hubiese forma de superar esto. Necesitaba una salida, vendería mi alma con tal de curarme, seguir viviendo, pero, nunca llegué a pensar que me arrepentiría de decir esas palabras, porque más tarde ocurriría lo cual soy inmortal hoy en día, y no, no soy un Vampiro ni cosas como esas, pero luego de lo que sucedió me lo pienso dos veces antes de negar la existencia de algo que no conocemos.

Estaba comiendo, o intentando comer pues mis energías no daban para más, no podía ni acomodar mi cuello, me dolía tanto, es como si estuviese muerto, tenian que bañarme, cambiarme, incluso comenzaron a darme de comer en la boca, sentía pena, no podía resistir el rostro de dolor de mis padres.

Ellos me daban ánimos, decían que lograría vencer mi estado físico, que volvería a ser el de antes, aunque sabían que todo estaba perdido. Ella, me leía las escrituras de aquel Dios que nos creó, pero yo fuí tan imprudente, el más mínimo aliento que lograban retener mis deteriorados pulmones dije: "No seas tan ilusa, Dios no existe, no habría... permitido que esto  -toce- me sucediese. Me arrepentí al instante, ella, se arrodilló frente a mi, tomó mis manos y me pedía perdón, intentaba decirle que no se disculpara, que yo tenía la culpa, que sabía que ella quería tener fé para poder salvarme, apenas di un respiro e intenté decir una palabra me comenzé a ahogar, intentaba tranquilizarme! pero no podía! Nada me lo permitía! Vi a mi madre con una mirada de intenso miedo y desesperación, gritó a la criada para que llamara al médico, ví como casi lloraba y mis ojos se cerraban.

Recobré la consciencia, mi cabeza me ardía, mis ojos apenas se abrían y lograban distinguir a mi madre abrazada a mis pies dormida y a mi padre hablando con el doctor, era lógico, no me quedaba mucho, tan solo una semana. No quería morir, aún quería compartir tiempo con mi familia, conocer alguna bella mujer, casarme con ella y tener hijos y verlos jugar mientras bebo té junto a mis padres en su jardín, tenía aquella ilusión tan dentro de mi corazón que tenía que suceder. 

Más tarde logré juntar el suficiente oxígeno y decir con el sarcasmo que me caracterizaba, "Aún no he muerto, no me quieren aún en el infierno". Mi padre y mi madre limpiandose las lágrimas de los ojos rieron y me abrazaron, sabían que me sentía bien, pues mi condición decía que estaba más muerto que vivo.

Evans Dómine(ABANDONADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora