Aeropuerto [1]

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Día 1, lunes 2 de marzo.

Raúl se abrazaba a si mismo mientras murmuraba maldiciones. El vuelo de su amigo se había retrasado y no sabía cuando iba a llegar. Además de que se había olvidado de coger una chaqueta y tenía mucho frío. Frío y sueño, ya que al señor Doblas no se le ocurrió otra cosa que coger un vuelo a las 5 de la mañana y no podía parar de maldecirle por ello.

Cuando ya estaba decidiendo que volvería al coche para estar calentito, empezaron a salir más pasajeros. No reconoció a Rubén, pero cuando ya estaba dispuesto a irse alguien le abrazó por la espalda y le alzó en el aire dando vueltas.

Gritó que le bajara mientras se reía por la risa contagiosa de su amigo, hasta que cayeron al suelo. Raúl empezó a maldecir a Rubius quien no paraba de reír, estaban llamando la atención de toda la gente allí, y no les apetecía que les reconociesen.

-Madre mía sí que te alegras de verme. Bueno, normal, como todo el mundo- dijo Raúl, intentando levantarse del suelo sonrojado a más no poder-.

Pero no pudo, porque Rubén le cogió de la muñeca y le tiró, haciendo que cayese ahora encima de él.

-Rubius macho, estamos llamando mucho la atención- habló nervioso por lo cerca que estaban-.

Rubén calmó su risa y se quedó mirando los ojos del mayor, que le miraba fijamente sonrojado todavía.

Le dio un besito tierno en la nariz y se levantó ayudando a Auron, que todavía estaba sorprendido por la acción del menor pero no comentó nada.

Empezaron a caminar mientras Rubius le contaba como el vuelo había sido una pesadilla por un niño que no paraba de llorar, haciendo que Raúl se burlase de él diciendole que su futuro hijo sería así por gafe.

El coche, al contrario del pensamiento de Raúl, estaba congelado. Maldició y pensó que en el maletero probablemente tendría una sudadera o algo, así que se bajó del coche. Buscó en el maletero, en los asientos de atrás, debajo de los asientos, pero nada, no había una sudadera. Se rindió, cuando sintió que le daban unos toquecitos en el hombro.

-Toma, yo no tengo frío- le sonrió y le tendió su sudadera, acto que hizo enrojecer -de nuevo- al de menor estatura-.

-¿Seguro? A ver si vas a tener frío tú...- empezó a hablar cuando sintió que Rubén le estaba poniendo la sudadera como si fuese un niño pequeño-.

Rubius sonrió al verle con su sudadera y su cara completamente roja, y eso avergonzó más a Auron.

-Te ves muy tierno- sonrió, e inclinándose, le cogió de la cara con una mano y le robó un pequeño pero adorable beso- Vamos, ¿me enseñas Barcelona?-.

Barcelona [Rubiusplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora