Vuela lejos Lágrima Azul.

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El hermoso y próspero planeta era atacado en aquellos momentos. No había rey que pudiera defender su reino, ya que había muerto hace algunas horas atrás. Tampoco tropas, esas fueron eliminadas apenas los enemigos pusieron pie en la tierra. Las únicas que quedaban con vida eran la reina y su pequeña hija, quienes encerradas en el palacio, aguardaban a que una de las naves de escape fuera activada.

- Pequeña Ami, prométeme que te esconderás de todos. – El caos las rodeaba, pero la madre trataba de hablarle a la niña con el tono más cordial que podía. - ¡Júrame que no dejarás que nadie ponga sus manos sobre la Lágrima Azul! –

Colgando del cuello de la niña, brillando entre tanta oscuridad, estaba la gema más valiosa de aquel planeta: La Lágrima Azul. Mística joya que solo los de la familia real podían portar y proteger.

- Está todo listo para tu partida. – Dijo la reina, quien había acabado de trazar la ruta de la nave en una gran máquina computarizada.

- ¡Pero no quiero ir sola! – La pequeña comenzó a llorar y eso no ayudaba mucho a su madre, que nerviosa, trató de hacer callar a su hija.

- No estarás sola, bebé. Aunque no puedas verme o escucharme, siempre estaré contigo. – Fueron las palabras de la mujer. - ¡Ahora adentro! – La pequeña nave se abrió y Ami fue empujada dentro. Pronto la niña partiría a un nuevo hogar, uno donde nadie codiciara su valiosa posesión. - ¡Cuídate y protege la Lágrima Azul! –

- ¡Mamá, ven conmigo! – Sus diminutas manos golpeaban el cristal que la dejaba ver hacia el exterior. Su madre aseguró la puerta de la nave y sonrió, luciendo más tranquila al verla allí adentro. Ami volvió a gritar, pero sus incesantes llamados no podían ser escuchados por la mujer.

La reina vio la nave eyectarse hacia el espacio, volando en busca de seguridad. Se alejaba dentro de aquella máquina su tesoro más preciado y no podía estar más feliz de saber que nadie le podría poner las manos encima.

La mujer caminó por el lúgubre palacio, haciéndose de un arma y escudo que encontró en el suelo.

- Nunca en mi vida levanté espada alguna contra alguien, menos pensé en luchar, ya que mis principios me decían siempre escuchar antes de actuar. ¡Pero defenderé a mi planeta y mantendré ocupado a cualquiera que venga en busca de la Lágrima Azul! – 

Así es, el tesoro más grande de la reina no era realmente su hija, era la valiosa piedra que la niña llevó consigo. Tantos años de su vida desperdició cuidando de aquel tesoro, para que finalmente fuera Ami quien lo debiera portar. Debía admitirlo, sintió celos de solo poner a salvo a la pequeña y verla partir, llevándose colgado en el cuello el collar. 

- Que venga a mí la muerte, la espero contenta. - Ante sus ojos fueron abiertas de par en par las grandes puertas del palacio y una horda de guerreros avanzó con sed de sangre, buscando terminar con la vida de la reina. - ¡Merezco morir! – Decenas de espadas afiladas la atraparon y finalmente le entregaron la muerte que ella tanto deseaba. 

Su vida terminó, sí, pero murió feliz, ya que tenía la certeza de que Ami se perdería en el espacio junto con la Lágrima Azul.

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Otra historia que pueden hallar en ff.net con el mismo nombre. Está casi completa, pues nunca he terminado los dos últimos extras que concluyen el fanfic. Planeo acabar esta historia ahora que la he traído a esta plataforma.

Los capítulos suelen ser muy cortos al principio, pero luego irán siendo más extensos. Esta versión presenta correcciones y ligeros cambios.

¡Gracias por leer!

Lágrima AzulWhere stories live. Discover now