¿Preparada?
— Despierta princesa. —me susurró una melodiosa voz al oído. Me revolví en la cama inquieta y algo molesta, estaba adormilada, inconsciente— princesa. —oh vamos, déjame dormir, tu voz es hermosa, pero quiero dormir pienso mientras doy vueltas y vueltas en la cama— dormilona, te echo de menos, ya es hora de que despiertes. —esta vez el susurro se hace en mi piel, Justin, oh, ahora recuerdo estoy en Paris.
Escuché la risa de Justin, la podía sentir cerca, muy muy cerca y entonces empecé a reír yo. Abrí los ojos lentamente y vi su perfecta sonrisa muy cerca de mis labios,oh vamos de buena mañana provocándome, así no hay quien se resista pensé mientras me colgaba de su cuello y lo besaba una y otra vez sin parar. Justin se despegó de mí echándome un vistazo de arriba abajo hasta llegar a sus ojos y como tantas veces había hecho me perdí en su mirada, esa mirada miel la cual no me cansaba de mirarla día tras día. Ahora lo examiné yo de arriba abajo, iba totalmente despeinado, esos pelos indomables de Justin. Reí al verlo así. En ropa interior y yo pensando en su pelo y en su sonrisa, se nota que le quiero, ¿no?
— Pensaba que no te despertarías nunca. —negó con la cabeza riendo.
— Buenos días mi vida. —me incorporé a la cama— ¿me has estado observando mientras dormía?
— Nunca me canso de hacerlo. —se tiró encima de mí.
— ¡Animal, que pesas! —intenté zafarme de su cuerpo y extrañamente lo conseguí, ahora era yo quien estaba encima de Justin.
— Me gusta empezar así las mañanas. —intentó besarme pero me aparté quedándome a muy pocos centímetros de su boca, provocándolo— ¿me vas a besar? —se impacientó.
— Mmm…—me lo pensé— ¿qué me das a cambio?
— Mil besos más. —acarició suavemente mi espalda.
— ¿Y si no me gustan te los devuelvo? —reí animadamente escondiéndome en su pecho.
— Eso estaría bien. —besó mi cabello.
— ¿Probamos? —besé sus labios suavemente.
— No me ha gustado, eh. —negó con la cabeza haciéndose el insatisfecho y me besó él a mí.
— Puag, mal, mal, eh, a ver prueba otra vez. —reí en su boca intercambiando nuestros alientos. Y después de repetir eso unas cien veces más o menos dejamos de hacer el tonto.
— Vamos a desayunar. —dijo levantándose de la cama.
— Primero quiero ducharme. —le hice un pucherito.
— Sólo si lo hago contigo. —me impidió el paso hacía el baño.
— Al final te vas a acostumbrar Bieber. —reí— quiero llegar virgen al matrimonio, ¿sabes? —me burlé de él.
— Ja, ja, ja. —puso los ojos en blanco.
En un movimiento rápido me cogió como a un saco de patatas y de ésta manera entró al baño. Me dejó en el suelo y cerró la puerta con pestillo para que no pudiese escapar, cosa que tampoco quería hacer. Mi cara reflejaba una sonrisa de oreja a oreja, estaba feliz, muy feliz. Justin me miraba con amor y deseo, esa mirada de amor sincero y un deseo descontrolado.
No quería desaprovechar el tiempo, bastante había hecho con dormir esas horas. Ahora lo normal ya no era importante, quería salir a conocer Paris con mi chico, me moría de ganas, así que me quité rápidamente la ropa interior y me metí en la ducha, Just me siguió al momento.