Highroad alley

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La luz opaca pega justo en mi cara y entonces me percato que me quedé dormido en el sofá.
Me levanté para abrir bien las cortinas y observar el cielo, es de un gris deprimente y sin vida,
lo cual sólo hace que me sienta más apático que de costumbre. Me levanto para preparar mi
café de todas las mañanas y recojo el periódico que puntualmente me llega hasta la puerta de
mi departamento: hoy 29 de diciembre de 1893 han anunciado una catástrofe de magnitudes
colosales, ya que han confirmado que el mundo llegará a su fin.


"Ah, ¿de verdad?" murmuré desganado al leer el encabezado en letras enormes y negras, siempre he sido algo escéptico acerca de cosas como esa, además no tenía tiempo de pensar en eso cuando hay demasiado trabajo por hacer. Tomé mi maletín y sin cambiar mi expresión salí al paranoico mundo que me rodeaba, y el panorama me lo confirmaba. La calle estaba casi vacía, salvo por algunas personas yendo de un lado a otro en un estado de histeria y haciendo compras de pánico, también había gente pregonando el fin del mundo.


Pasando cerca de una iglesia pude ver mucha gente reunida rezando y pidiendo perdón hipócritamente por sus pecados, bastante absurda la escena que presencié. Gente haciendo llamadas, reunidas en sus casas con otros familiares o amigos, parejas aferradas a pasar ese "último día" juntos...todo era digno de una película apocalíptica, solo que ahora era visible y palpable. El laboratorio estaba cerrado, menos mal tenía una llave de repuesto que me había dado mi jefe, así que abrí y entré en aquel cuarto con polvo y poca iluminación. Estaba sumido en mi trabajo en busca de la cura de la viruela cuando escuché pasos acercándose, era el jefe:

—¿Woodgate? ¡Qué hace aquí hombre! ¿No ha escuchado las noticias?
—Solo es una tontería, no hay pruebas claras y me sorprende que un hombre de ciencia como usted caiga presa del pánico.
—Tan frío y apático como de costumbre, ¡hasta en su último día de existencia vaya! Tampoco lo creía hasta que el mismo rey lo declaró, incluso se le notaba la voz quebrada y los ojos llorosos.
—Tremendo cobarde...—exclamé sin apartar la vista de los tubos de ensayo.
—Bueno, yo sólo vine por unas cosas que dejé olvidadas, fue un gusto haberlo conocido en esta vida, Henry.
—Lo veo mañana señor Lowell.


Dicho esto me miró con dolor y se marchó.



Media hora después de hablar con el señor Lowell sonó el teléfono del laboratorio, y tuve que dejar mi "avance" para responder:

—Laboratorios Lowell ¿Diga?
—Tiene tres horas y media, en la calle Highroad hay un callejón, vaya hacia allá— habló del otro lado una voz que no podía clasificar como la de un hombre o mujer.
—¿Disculpe?


Y entonces colgó.

No soy un hombre que crea en muchas cosas pero lo que sí lograba hacer que me moviera era la curiosidad, así que decidiendo seguir mi instinto me puse en marcha al callejón de Highroad, que estaba a unas doce cuadras del laboratorio. Decidí llevar solo mi abrigo y sombrero, dejando el maletín en el cuarto. Encendí un cigarrillo para acompañar el desolado trayecto hasta mi destino. A la mitad del callejón había una nota en el suelo, y como siempre camino mirando hacia abajo la pude notar y la tomé, decía lo siguiente:


La curiosidad de un hombre siempre es voraz, ¿o me equivoco señor Woodgate? sobre todo cuando se trata de un final inminente...hablando de eso, en esta ciudad sin esperanza se haya un lugar al que todos van sin excepción. Le quedan tres horas con ocho minutos, ya sabe que hacer.


No me gusta mucho el jugar a ser un detective, pero básicamente tenía razón, la curiosidad en mí siempre ha ganado, además tengo el día libre técnicamente, así que me puse a pensar. "Un lugar a donde todos van sin importar todo..." Era obvio, aunque tenía que atravesar media ciudad, así que tuve que caminar rápido. No sabía que estaba pasando con exactitud pero cuando me había percatado la adrenalina se había hecho presente en mi cuerpo.
El no haber comprado aquel carro cuando pude ahora me estaba pesando ya que tuve que desplazarme a pie, locual me tomó una hora hasta llegar a mi destino, el cementerio.

Highroad alleyWhere stories live. Discover now