Llegué de la escuela y para mi sorpresa mi padre estaba en casa, así que le pedí permiso para salir y subí a mi habitación para arreglarme, me puse unos vaqueros negros, vans negras y una camiseta holgada vinotinto, peine un poco mi cabello y me dediqué a esperar a Chris mientras comía algo.
Sonó el timbre y mi padre abrió, yo bajé lo más rápido que pude para evitar el interrogatorio pero fallé, había entrado Chris y el le estaba dando un discurso, lo miré con compasión y esperé. Cuando por fin terminó de hablar salimos y fuimos caminando hasta su casa.
- Perdón por eso, no suelo salir con nadie así que cuando lo hago, mi padre trata de espantarlos -le dije a modo de disculpa.
- No te preocupes, ya he tenido que hacer esto con compañeras.
Caminamos en un silencio incómodo hasta llegar a su casa, él me abrió la puerta e hizo una reverencia dejándome entrar primero, estúpido pensé, pero sólo le sonreí tímidamente.
- ¿segura que sabes usar los controles? -me preguntó mientras prendía las luces.
- Por supuesto, pero me temo que tienes miedo de perder.
Puso Gears of War en la consola y jugamos por lo que parecieron horas, le gané obviamente, así que él se puso de pie y apago el televisor.
- Hey, qué mal perdedor eres, cariño. - le dije con voz dulce.
Él me volteo a ver y de un momento a otro ya estaba encima mío sosteniendo mis muñecas, yo estaba respirando muy agitada, pero no porque me gustara, sino porque me sorprendió, trate de safarme pero era demasiado fuerte, empecé a reír.
- Bien, bien, no me moveré, perdedor. -le dije entre risas.
- En realidad me gustaría verte moverte ésta noche, nena. - dijo acercándose a mi cuello.
- Muy bien, tuve bastante por ésta noche, ahora llévame a casa, mi padre debe estar esperándome -le dije nerviosa. Ya no me gustaba lo que hacía.
- ¿Te pongo nerviosa, nena?, tú me pones... de otra manera. -dijo mordiendo el lóbulo de mi oreja derecha, ahogué un gemido, y comencé a respirar muy rápido.
Él aún no se había sentado sobre mis muslos, así que podía moverme un poco, pero lo notó y se sentó encima mío, soltó mis muñecas por un momento para quitarse su camiseta, ¡Dios!, no tenía de qué quejarme, no estaba nada mal, sin darme cuenta me estaba mordiendo el labio, el solo sonreía sinicamente, volvió a apretar mis muñecas contra el sillón, y sentí su respiración el mi cuello, ya estaba jadeando cuando entró una niña pequeña a la sala, ¡ay! Justo cuando empezaba a disfrutar de la vista. Debí sacarle una foto, ya que apenas vio a la niña se puso su camiseta.
- Deberías estar durmiendo, Kelsey. dijo soltanto un bufido.
-E-escuche ruidos, y-ya vuelvo a la cama Chris. -dijo tímida.
- No, tranquila nena -dije empujando a Christian para que me dejara parar, y lo hizo.- yo ya me iba, cariño, Chris, ¿me acompañas a casa? -le dije abriendo mucho mis ojos.
Él me vio y después de unos minutos comprendió lo que le decía.
- C-claro, ya vuelvo, Kels, y espero verte en tu cama cuando regrese, señorita. -dijo apuntándola con el dedo, ella se limitó a asentir y subió corriendo.
Salimos y el frío de la noche me hizo abrazarme a mi misma. Chris me paso el brazo por encima de mis hombros y caminamos en silencio. Ya en la puerta de mi casa se puso frente a mi y se quedó mirándome por unos segundos, yo baje mi vista a sus labios y el hizo lo mismo, sentí su mano en mi cintura jalando para acercarme más a él, puse mi mano en su cuello y chocamos nuestros labios con mucha pasión, estaba disfrutándolo hasta que una imagen de Tom pasó por mi mente obligándome a detener el beso.
Chris me miro con el ceño fruncido y yo le sonreí tímidamente.
- Adiós, Ana, fue lindo verte.
- Adiós, sí, lo mismo digo, ten cuidado - él asintió y bajo un poco la cabeza y me dio un suave beso en los labios antes de irse.
Abrí la puerta y me encontré con mi padre rodando los ojos, bien, creo que no vio el beso, sino, me hubiera matado, pensé. Le di las buenas noches después de la cena y subí a mi cuarto, me desplomé en la cama y me puse a revisar mi móvil. Como no vi nada interesante puse el celular encima de mi vientre y me quede mirando el techo por un rato.
Beep, beep, beep.
Me asusté al sentir que mi vientre vibraba y el duro sonido de un nuevo WhatsApp, deslicé mi dedo por la pantalla y me encontré con un mensaje de Tom.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi amigo
Novela JuvenilAna es una joven de dieciséis años, que nunca ha entablado una amistad con un hombre, ni ha tenido ningún tipo de relación amorosa, al encontrar un amigo como Tomás encuentra muchos sentimientos nuevos.