Capitulo 1 -Nash-

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Como todas las mañanas de toda mi vida me levanté por el odioso despertador.

Caminé con los ojos entre abiertos hasta el baño y me metí a la ducha. Al salir froté bien mis ojos con agua fría y volví a mi cuarto. Miré mi habitación. Estaba algo desordenada, había hojas esparcidas en el escritorio, ropa en el piso y libros del colegio en mi cama. Tendría que juntar. Lo haré luego. Me encogí de hombros y abrí las puertas de mi armario. De él saqué una remera blanca lisa, pantalones negros ajustados y mis zapatillas deportivas.

Me miré en el espejo que estaba colgado en una de las puertas del armario. Mi cabello seguía algo mojado y tenía unas ojeras enormes por no dormir bien.

Agarré la secadora de pelo y me sequé. Mucho mejor. Estaba algo despeinado, pero seco.

Bajé las escaleras y fui hacia la cocina a prepararme el desayuno.

Vivía en una casa de dos pisos con mi hermana mayor, Ginny, ella iba a la universidad, estudiaba medicina como estudió mi padre. No hace falta decir que es el peor oficio del mundo, por lo menos para mí. Odiaba todo lo que tenía que ver con sangre, agujas y hospitales.

Terminé el desayuno y salí por la puerta principal hacia la escuela secundaria. Bufé al ver adolecentes caminar por la calle con sus mochilas.

Digamos que el pueblo en donde vivo es un tanto pequeño, por lo cual sólo hay dos pequeñas escuelas, y la mayoría va a la que voy yo.

Al llegar caminé hacia mi casillero y en él puse los libros que tenía para hoy. Saqué "El diario de Ana Frank" ya que tenía literatura. Cuando el timbre sonó me encaminé hacia el aula y me senté en uno de los asientos más cercanos a la ventana.

Si se preguntan, no, no tengo amigos. Prefiero estar sola antes que tener que lidiar con los típicos problemas adolecentes.

-Chicos, saquen el libro que teníamos para hoy -dijo el profesor cuando llegó

Todos sacaron sus libros, excepto algunos, los cuales tenían miradas preocupadas en sus rostros, seguramente se les había olvidado traerlo. Dejé el pequeño libro a un costado del escritorio.

Todas las miradas se enfocaron en la puerta, ya que esta había sido tocada levemente.

-Entre -anunció el profesor

Una cabeza se asomó por la puerta y entró rápidamente. El chico parecía ser nuevo. Tenía cabello castaño, ojos celestes y era un poco más alto que yo.

-No puede llegar a estas horas, señor...

-Grier -espetó el morocho, temiendo que le grite o algo

-Señor Grier -volvió a repetir- ¿Nuevo?

-Sí, profesor -bajó la mirada hacia sus manos, quienes jugaban nerviosas

-Está bien, puede sentarse en el asiento libre.

¡¿Qué?! No, no, no. Nunca nadie en su entera vida se sentó conmigo. ¿Es joda verdad? ¿Dónde están las cámaras? Seguramente éste engendro me hablará y la verdad es que odio hacer amigos. Había leído en la página de chismes del colegio sobre Nash Grier, y por lo que dice no es muy bueno que digamos.

Nash levantó la mirada hacia la clase y al ver que el único lugar disponible era al lado mío se encaminó nuevamente, con la mirada baja, hacia mí.

-Hola -dijo casi en susurro para después sentarse. Tranquila, Tessa, tranquila, sé amable con el chico.

-¿Qué hay? -respondí de la misma manera.

Nash no me dirigió la mirada ni un segundo. El profesor dejó actividades para después de leer los primeros tres capítulos. Teníamos que leerlos en pareja con los de al lado. Pero obviamente ninguno de los dos se animó a empezar la conversación, por lo que lo hicimos por separado.

Cuando tocó el timbre del receso me paré, junté mis cosas y salí rápidamente de clase. Fui hacia el comedor y me paré para hacer la fila. Me entregaron mi comida y me fui a sentar.

Mientras comía estaba leyendo el libro de Ana Frank, era realmente adictivo, ya iba casi por la mitad. Sentí dos golpesitos leves en mi hombro y me di vuelta. ¿Otra vez él?

-¿Sí? -respondí en susurro, normalmente ése era mi tono de voz.

-¿Podría sentarme contigo?

-Claro -respondí cortante y seguí en mi lectura.

Nash se sentó a mi lado y empezó a comer, terminó antes que yo. Se paró y se fue sin siquiera saludar. ¿Y éste qué? Me encogí de hombros al verlo salir y seguí leyendo mientras comía.

Cuando terminé me levanté de la mesa.

El resto del día pasó algo lento. No volví a ver a Nash, para mi suerte. Cuando el día terminó fui hacia la biblioteca, como todos los días de mi vida. En mi mano llevaba el libro que me llevé la semana anterior "Buscando a Alaska" realmente me encantó ése libro, digamos que tengo esa obseción con John Green. Al llegar saludé a Marta, la bibliotecaria, dejé el libro en su lugar y escogí otro para leer. Éste se llamaba "La lección de August" era de un escritor llamado R.J. Palacio, parecía un buen libro. Me senté en uno de los sillones que estaban por ahí y comencé a leer.

Tenía demasiada sed, por lo que me levanté y fui a la cafetería de la biblioteca a servirme un café. Me senté en otra de las sillas y a los minutos me trajeron un café con leche y media lunas. Mientras tomaba y comía seguía leyendo.

Sentía una mirada posada en mí. Levanté mi mirada del libro para encontrarme con los ojos celestes que tanto me agobiaron en toda la mañana. Entre cerré los ojos y lo miré fijamente. Podía ver que leía un libro, "Maze runner" de James Dashner, uno que leí el mes pasado. Parece que él hacía lo mismo y sonrió de lado al ver el libro. Rápidamente bajé mi vista nuevamente y seguí leyendo.

De reojo vi como Nash le pagaba su café a la chica y se dirigía hacia la puerta. Donde me encontraba yo. Extendió una mano y dejó un papel en la mesa, para luego salir de ahí con el libro en mano.

Extrañada desarrugué el papel. "Si me cuentas el final de Maze Runnner en clase de literatura te mato" reí inconcientemente y me guardé el papel en el bolsiillo.

Salí de la cafetería y me dirigí hacia Marta para avisarle lo del libro. Me sonrió y me dio un ticket para devolverlo en una semana.

-Buena elección -me guiñó un ojo y siguió en lo suyo.

Fruncí el ceño. ¿Buena elección? ¿Se refería al libro? Caminé inseguramente hacia las puertas y salí por allí y me dirigí hacia casa.

Don't be afraid [Nash Grier]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora