El hombre pobre

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Hace unos días, iba caminando por la calle, pensando en mis cosas, y mientras iba muy compenetrado en mis asuntos, se me acercó un hombre.


Era un hombre el cual se lo veía de bajos recursos, y muy anciano, tenía ropa muy vieja, una barba muy larga y los dientes rotos. Su aparición repentina me asusto bastante, por lo que me pidió disculpas y me preguntó si tenía algo de dinero para darle. Saqué dos pesos de mi bolsillo, se los di y continúe con mi camino.


Seguí caminando y encontré un bebé, estaba ahí solo, sin nadie que lo acompañara, busqué a la madre, busqué al padre, a algún hermano y no encontré ninguno. Entonces fue que se acercó el señor anteriormente mencionado, y se llevó al chico, no era su hijo, pero dijo que iba a cuidarlo como si lo fuera hasta que sus padres aparecieran. Como pudo lo acobijó, y se sentó en la esquina donde siempre se sentaba.


Pasaron las horas, los días y los meses. Yo cada tanto los visitaba. Hablaba con ellos, les daba la poca ayuda económica que les podía dar e intentaba llevarlos a un lugar más cómodo para vivir. También, a veces, llevaba comida para el señor grande.


Resulta que como lo veían con él bebe, pensaban que lo estaba usando, que era un chico alquilado porque no se parecían, o que era un hombre sin corazón porque había tenido un hijo a tal edad, y en tal posición económica. Por este motivo, ya no le daban tantas limosnas como antes, ahora lo poco que podía conseguir, se lo daba al bebé, y él no tenía que comer, dependía de lo poco que la señora que vivía en frente, y yo, pudiésemos llevarle.


Fue entonces, al ver esta situación que empecé a preguntarme quien era más pobre, si el señor que no tenía dinero, pero que le daba de todo a su hijo adoptivo, y que hacía hasta lo imposible para que no le faltase nada. O si la gente que pasaba y lo prejuzgaba, llegando a insultarlo, o incluso llegando hasta agredirlo físicamente por considerarlo una mala persona.La respuesta es muy obvia, los segundos eran los más pobres, ellos no tenían riqueza espiritual, no tenían ni amor, ni compasión, solo odio, rencor, bronca e ira. Podrán haber llegado a tener los bolsillos llenos, pero el corazón vacío. Y de nada sirve eso. Es mucho más rico el que no tiene pero comparte, que el que tiene y lo atesora, sin darle nada a nadie.

El hombre pobreWhere stories live. Discover now