Eight; Guest

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A veces una única decepción es suficiente como para tirar abajo la ilusión entera de una persona.
Es capaz de destruir esa pizca de esperanza reservada que se tenía.
Deja sin oportunidad de reconstruir la confianza que se ha perdido, dejando algo roto donde antes había luz...
Emily Williams no cumplió con esa inocente promesa que el crédulo y joven corazón de Stuart se encargó de enmarcar. Emily traicionó la lealtad que Harold, creyó, sería eterna e irrompible. Rechazó mujeres con más estatus y belleza sólo porque vivió enamorado del mismo pacto y se ató a la espera hasta que finalmente terminó su paciencia.

Stuart ya no siente ganas de seguir luchando por el amor de la rubia. Quizás lo juró, pero ahora duda gravemente.

Emily confesó, luego de casi besarlo, que él y otro hombre la mantienen confundida. ¿Para qué gastarse con alguien que al menos no decide sobre la nostalgia o el recuerdo? A Stuart le duele estar en la línea del "tal vez", y no estar por encima de Murdoc Niccals, sino, igualado.

Él la aguardó y terminó incontables relaciones, siempre con ella en su pensamiento. ¿Por que Emily no esperó?

Ahora, mientras talla su piel, sacándose el olor a alcohol, se pone a pensar en algo que podría dejar las cosas iguales.

...

Murdoc cepilla a su caballo en el establo, con las mangas de sus brazos recogidas, se encarga de asear al equino con la mayor delicadeza. Tan tranquilo y hundido en su labor anda que no se da cuenta de la nueva presencia a sus espaldas:

-No pienso desayunar así-dice firme el recién llegado. Murdoc ríe, sin voltearse.
Él sólo sigue cepillando a su princesa.

-Eso sólo me hace percibirte bajo un filtro más inmaduro, querido Harold -contesta, orgulloso de sus palabras.

-No pienso desayunar así... sin ti en el comedor. Necesito hablar, y sólo tengo intenciones de hacerlo después de haber compartido el desayuno contigo. Ven -Se aleja, caminando con ese clásico paso elegante pero nervioso en los jóvenes caballeros.

Murdoc deja de cepillar al caballo, y con la boca abierta, lo ve irse cada vez más lejos del establo.

-Pero mira qué educación la suya. ¿Qué dices que haga? -pregunta mirando a Pickles, la yegua-. Es verdad, no he desayunado aún. Quizás deba ir... -piensa, con una mano en su barbilla.

Y abandonando su falsa conversación, suelta el cepillo y la madera de éste aterriza sobre la paja del suelo. Las botas de Murdoc se despiden de ese desorden amarillo, mientras su caballo resopla antes de que la puerta se cierre.

...

Stuart espera impaciente al lado de la mesa en el comedor. El desayuno ya ha sido servido hace rato por la servidumbre. Resalta la basta comida en la mesa de la que nadie ha tocado, y el vapor del café se va desvaneciendo lentamente, enfriándose mientras también aguarda.

Murdoc entra, sorprendiendo a Stuart y a las mujeres de delantal en el cuarto. Ellas ponen una taza más en lo que él se acerca al peliazul, intimidando al menor con cada paso que resta su distancia.

-¿Por qué no hablamos ahora? -sugiere Niccals.

-No quiero perder el apetito.

-Eres mi invitado, no dejaría que--...

-Quiero proponerte algo -Todos callan, hasta la molesta mosca que zumbaba hace rato.

-Dime -se declara interesado.

-Arruinemos a Emily.

-¿Q-qué dices? ¿Qué? -No cree lo que ha oído, y más viniendo de Stuart, alguien incluso más cercano a la chica.

Pot mira a las mujeres en la habitación, y aunque se siente incómodo, procede a explicar lo que se le ha ocurrido.

-Ella nos engañó. ¿Crees que será una esposa fiel? Vamos, no cumplió con un mínimo de nuestra promesa y se enamoró de ti. No me dijo ni cuando llegué que otro hombre le interesa. ¡Cuándo pensaría en decírmelo si no hubieras llegado en ese momento! -Murdoc escuchaba atento y en silencio-. Debemos ilusionarla, y luego romperle el corazón o algo. No lo sé...

-¿Y crees que te ayudaré? -Alza una ceja.

-Te lo sugiero porque creo que mereces algo mejor -el mayor lo mira queriendo saber-. Ya sabes, no es justo sentirte usado por quien te ayudó. Es horrible. Cuando la conocí, pensé que sería la mujer ideal... Pero resultó cambiar más de lo que debió.

-Eso es cruel.

-¡No me importa! ¿No te sientes apuñalado? Yo sí, y si no me vas a ayudar, mejor hago algo por mí mismo -dando media vuelta, se dirige a la entrada, dispuesto a salir de la hacienda

Unos segundos pasan, Niccals duda demasiado, y no sabe con qué responder. Pot tiene razón, ¿pero es justo herir a una dama?

Murdoc musita algo que nadie escucha, y agarra de la manga al saco a Stuart antes de que vaya más lejos.
Éste se frena de golpe y voltea, con el pelo revuelto. Mira al azabache, y sabe que ha sido invitado a hablar más del tema durante el desayuno.

Tengo sueño, sólo quería publicar, ahh

❝Cliché❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora