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—¡Mira, puerco! He pescado una etiqueta al fin. —exaltó triunfoso después de un largo rato de pesca con el ahora alcalde del pueblito de Karmaland—. Por cierto, ¿Qué tal ha ido todo en la alcaldía?
—Más o menos.—suspiró algo cansado pescando nuevamente un libro que no le era muy útil—. Realmente es difícil lidiar con todo, te culpan de cualquier cosa que suceda aquí.—comentó mientras guardaba la caña de pescar en su mochila.
Ni Auron ni Lolito se limitaron a decir alguna palabra. El mayor sabía que su amigo se estaba esforzando mucho y trataba de lidiar con todos los reclamos de los habitantes. Después de todo, Lolito prometió cambiar todo lo malo de Karmaland. Además, confiaba en el pelinaranjo, era realmente fuerte y podía resistir a la mayoría de cosas.
Excepto Luzu.
El tan sólo mencionar el nombre del chico le hacía tantos enredos en su mente. Era su amigo y lo tenía bastante claro que de alguna forma lo había "traicionado" a causa de su voto. Hace días que no hablaba con el muchacho y tampoco lo veía por el pueblo. Claramente estaba preocupado, ya que Luzu y él tenían una buena conexión como buenos amigos que son..
O eran.
El miedo lo consumía por todas las corrientes de su cuerpo. Quizá el chico no lo quería ver ni en pintura y lo menos que quería Auron era perderlo. La amistad que le brindó al llegar fue una que jamás pudo tener, todos los regalos y favores que le hizo Luzu no se comparan a ninguno más.
Y realmente no sé sentía taaan arrepentido por votar al de pelo naranjo. Lolito siempre le relataba lo agotador que era trabajar ahí. Se le notaba tan cansado cuando terminaba en la alcaldía y tan agotador que, claramente Luzu no habría podido con un cargo tan mayor. No quería subestimarlo en absoluto, pero conocía la actitud amable, sensible, y tan frágil de el mayor que no podría con tanto.
Un pequeño balde con agua fue lo último que sintió al despertar de aquél trance.
—¡Jo'er, tío! Te haz quedado viendo el mar por más de media hora. —respondió para luego acomodarse en la arena—. ¿Sucede algo, señor Auron?
Auron gruñó algo enfadado por el agua fría que goteaba por su rostro y tiró de su propia polera para limpiarse el rostro.
—Nada importante, pensaba en algunas reformas en casa. —espetó y recostó su cabeza en el hombro de Lolito—. ¿Crees que esté enojado conmigo? —murmuró mirando la arena y dibujaba cosas sin sentido en ella.
—No creo, la verdad. —soltó una carcajada burlesca. Estaba cien por ciento seguro de quien estaba refiriéndose su amigo—. Pero.. ¿No te haz dado cuenta?
—¿Eh? ¿De qué cosa? —preguntó inocentemente.
—Luzu está sentado en la cima donde hizo su montaña rusa. —agregó nuevamente riéndose por lo distraído que era el psicólogo—, Te ha estado mirando desde un buen rato, eh.
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