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Miro hacia fuera de la ventana de cristal y de repente me encuentro en un pasillo vacío de lo que parecía ser el centro comercial.

–Saludar no cuesta mucho, princesa.– Alguien dice a mis espaldas. Volteo si titubeos y lo miro con una expresión entre confusión y enojo.

–¿Tú qué carajos haces aquí y qué es esto?–

–Tu verdad, preciosa.– Él acaricia mi mejilla y yo lo miro con asco.

–Verdad, el culo mío. Largo.– Hago señas con mis manos indicando que no lo quiero ver.

-Anne

Frases IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora