Capítulo 9

121 11 10
                                    

Hora de pensar rápido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hora de pensar rápido.

—¡Oh no! —menciono mientras veo caer mi anillo que tiré casual y accidentalmente.

Al ver que cae de su lado, Lucca dice que no me mueva, que él me lo alcanzará. Se agacha y giro en dirección a la puerta.

—No tenés porqué quedarte afuera, Gómez —dice mi padre—. Vení, pasá.

—Le agradezco, Señor —responde Gilly y me mira de reojo preocupado—, pero sólo venía a decirle que ya terminé con mi labor de hoy.

¡Su voz! No hace falta que lo vea para darse cuenta de quién es. Si Lucca lo escucha hablar, puede reconocerlo.

—¡Perdón por mi descuido! —digo en un tono más alto que de lo normal— ¿Pudo encontrarlo? Es una joya de mucho valor para mí. Me lo trajeron de regalo cuando tenía doce y, si te fijas bien, tiene detalles que...

—¡Emma! —me regaña mi madre. Me limito a levantarle las cejas como si no entendiera el motivo de su reto.

—Bueno, muchacho. Ya podés volver a tu hogar entonces —escucho a mi padre decirle a Gilly y añade—. Y, ¡Buena suerte con la chica a la que querías invitar al baile!

No le responde. Al menos no logro escucharlo. Él cierra la puerta.

¿Invitar a quién? A mí me invitó al baile antes. Tengo sentimientos encontrados, ¿Hablará de alguien más?

—¡Acá está! —anuncia Lucca sentándose con el anillo en su mano.

—Muchas gracias —regreso mi "preciada joya" a su lugar y respiro dejando ir los nervios vividos de recién. Nuestro secreto está a salvo, por ahora.

—Muy bien, ¿En qué estábamos? —dice mi padre regresando a su lugar.

—Desde mi punto de vista, es momento de contarle a nuestro invitado de honor nuestra propuesta —expone mi mamá codeando emocionada a mi papá.

—De acuerdo —responde él. Con mi amigo compartimos miradas de confusión—. Joven De Simone, debido a la amistad que nuestras familias tienen desde hace años, y de que sabemos el mucho cariño que se tienen con Emma...

¡No! No, no, no, y diez veces no. Es imposible que vaya a decir lo que creo que va a decir.

—¡Deseamos con muchas ansias que ambos se comprometan en un futuro cercano bajo nuestro consentimiento! —agrega ella— Sin presionarlos, claro.

—¿Sin presionarnos? —repito y me pongo de pie. Mis manos impactan en la mesa y el fuerte sonido atrae sus miradas— No pensaron decirme, ¿Verdad?

—Emma, volvé ya a tu sitio.

—¿No pudieron contarme antes que ya habían planificado mi futuro? ¡¿Tan difícil era consultarme?! Con algo tan importante como ésto.

¡No Soy Una Damisela En Apuros!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora