Capítulo 28.

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Diamantes oscuros.

Capítulo 28.

No me había soltado de su lado un solo segundo. La noche había sido justo como había imaginado, y yo estaba deseosa de tenerlo por más tiempo conmigo.

Los chicos subieron tambaleaban en camino a sus habitaciones, reían y bromeaban acerca de cualquier cosa.

-Necesito ir al sanitario- murmuró Shelby, con su risita característica, yo me reí con ella y le mostré dónde estaba.

-¡Quiero vivir aquí!

Claramente, todos comenzaron a comentar que hacía falta dinero y poco sentido común para gastar lo que la gente paga por venir aquí. Liam había desaparecido, así que, aprovechando el momento, corrí hacía su habitación, empujando la puerta un poco.

-Hola- me sonrió-, espero que estés aquí por mí, y no buscando algún tocador- sonríe y entro a la preciosa habitación, completamente a tono blanco y dorado, con un enorme ventanal y puerta, dando justo a un patio trasero.

-Tienes suerte, estoy aquí a causa tuya- cierro la puerta y camino hasta él, quien está removiendo el polo.

- Qué execrable situación, ¡lo que van a decir tus amigos!- murmura soñadoramente y yo no puedo dejar de mirar su perfecto pecho.

-Los tuyos están abajo también, de cualquier manera- mis hombros se encogen y el camina hacia mí.

-¿Puedes creer lo que pasó esta noche?- su mano está acariciando mi mejilla con suavidad, cierro  los ojos y recuerdo.

-No.

-Ese fue un momento grande- mis ojos se abren para mirarlo.

-Un momentazo- digo-, estabas emocionado por Taylor Swift, he de admitir que no lo esperaba- sus ojos se ruedan divertidamente y niega rápidamente.

-Y una mierda, esa mujer no está en mi tipo.

-¿No?- pregunto- Ella realmente es suficientemente guapa para ser el tipo de todos.

-No.

-No lo creo- siseo-, es bastante guapa. Es rubia, alta y delgada.

-Nada a lo que tú debas temer. Son mejores las castañas- su ceja se levanta y el corazón se me hace pequeñito.

-Lo dices porque estás conmigo.

-No, en realidad las castañas son mejores, Luna. No lo digo yo, lo dice la biblia.

¿Qué?

-¿Estás loco?- mi risa es tan fuerte, que puede que haya arruinado el momento romántico, pero no me importa.

-¿Quieres un poco de champagne?- y se dirige al mini bar situado en la esquina izquierda de la habitación.

-Por favor.

-¿No estás suficientemente servida por el vino del festival?

-No lo suficiente, señor- gruño, él me guiña un ojo y lo veo destapar la botella, tomando una de las dos copas que yacían frente a él.

-¿Esperabas a alguien?- pregunté.

-Sí, sí que lo hacía- continua sirviendo.

Oh, no. Mi alarma estaba siendo activada.

-Vaya, no tenía idea, lo sien…

-Arruinaste mi noche- se encoge de hombros.

-Tú no debiste dejarme entrar, yo no tenía una remota idea de que estabas por dejar pasar a alguien, yo…- estaba avergonzada. Liam camina hacia mí y me ofrece la copa.

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