Amor en la niebla

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Cuando Des se habia dormido de nuevo, entre mis brazos, le mire con ternura. Sabia que me estaba pasando mas de lo que deberia y, por ello, me tenia que alejar de el durante una larga temporada. Como pude y sin hacer mucho movimiento, intente apartar a Des que se aferraba a mi cuerpo. Como una cria que no queria desprenderse de su madre. 

Retirandole, muy despecito, vi como la cabeza de este chico se acomodaba mas a la almohada mientras que encogia y estiraba, de manera inconsciente, sus dedos. Le mire sorprendido ya que, a pesar de que no era la primera vez que le veia durmiendo, nunca me habia fijado al detalle. Sonrei y arropandole para que no se resfriara, a pesar de que en la casa se estaba bien, vi que abrazaba a la almohada con fuerza. Me mordi el labio inferior y acariciando su rostro, observe que era mas hermoso. Sus facciones estaban tranquilas, su pelo alborotado, su cuerpo encogido y sus labios un poco abiertos. 

-Que lindo... -dije bajito.

Deslizando mis dedos sobre su sedoso pelo, lo acaricie y como vi que no le hacia mucha gracia, al menos es lo que parecio, se dio la vuelta dandome la espalda. Volvi a sonreir y apoyando una rodilla encima del colchon, le di un beso en la mejilla. 

-Me tengo que ir... -le volvi a acariciar mientras le susurraba- No creo que me veas en una temporada. No te lo tomes como algo personal pero, necesito hacerlo. De verdad.

Sabia que el no lo iba a recordar pero, tenia que decirselo aunque, de una manera, un poco cruel. Le di otro beso y en silencio, me comence a quitar la ropa que el me habia proporcionado para ponerme la mia propia. Mientras la tela de mi ropa se deslizaba por mi cuerpo, el movil, que estaba encima de mi mesilla, comenzo a vibrar y al ver que solo eran mensajes de publicidad, mande un mensaje de Gabri. Ya que tenia que hablar con ella en persona.

¿Estas en casa o sigues trabajando? Necesito verte.

Espere y mientras la espera se hacia meramente eterna, segui poniendome la ropa y a los pocos minutos, recibi su mensaje:

Acabo de despertarme. Cuando estes llegando, avisame por aqui. ¿Okey?

La respondi con un simple emoticono ya que, no era un chico que utilizase mucho la tecnologia. Me guarde el movil en el bolsillo y cuando estuve del todo vestido y calzado, camine hacia la puerta y mirando hacia atras, viendo por ultima vez a Des que estaba dormido, sali del cuarto. La casa, en general, permanecia en un silencio sepultal. Era normal ya que, no eran siquiera las 8 de la mañana y lo unico que se oia era el tic-tac de un reloj y el agua que goteaba de las tuberias.

Trague saliva y escuchando el sonido de un cascabel, mire hacia abajo. Entre mis piernas se frotaba una maraña de pelo gris. Era la primera vez que un gato hacia eso ya que, yo para ellos, era su enemigo natural. Me agache e intentando acariciar la cabeza del animal, el me miro con sus ojos azulones y se escabullo, gracilmente para meterse a otra habitacion. Mire al gato con una ceja levantada y encogiendome de hombros, ya que no sabia que habia sido eso, fui a la entrada y mirando de nuevo, abri la puerta muy despacio y deslizandome hacia fuera, sali de la casa. 

Bajando las escaleras de dos en dos, vi la puerta a solo a un par de pasos y cuando estuve abajo del todo, debido a un poco de agua, que por alguna extraña razon habia en la entrada, me resbale haciendo que callera de bruces contra el suelo. Habria sido comico si no fuera porque, al levantarme, comprobe con horror, que algunas partes de mi cuerpo, comenzaban a sangrar. Mis rodilas y las palmas pero, al estar de pie y pasearme la mano por el rostro, mis labios tambien estaban sangrando. Maldije para mis adentros y pasando mi lengua por mis labios, trague mi propia sangre.

Saliendo por la puerta, un poco magullado, llegue al coche y entrando, me tome una pastilla ya que, comenzaba a sentirme un poco inquieto tambien, cogi un par de gasas con alcohol para curarme las heridas ya que, habia sido una caida de lo mas tonta. Me baje los pantalones mordiendome el labio inferior cuando el alcohol empezo a curar la herida abierta. Tambien, me cure los rasguños de las palmas de las manos y me puse una pequeña tira en el labio inferior aunque no sabia porque lo hacia ya que mis heridas se curaban rapido. Tirando las gasas en una bolsa que tenia dentro de coche, me puse los pantalones y cuando termine, me sente en el lado del conductor y suspirando, apoyando con lentitud las palmas en el volante y suspirando, me puse en marcha. 

El bibliotecario y el guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora