Hay un sentimiento que me persigue día a día, algo que está siempre ahí y no puedo sacar de mi mente. Es mi constante inconformismo. Nada me viene bien, nada me cierra, nada encaja con mi forma de ser tal y como está. A todo le encuentro potenciales modificaciones.
Recuerdo, que cuando era más joven, más pequeño, me burlaba de la gente que era como yo soy ahora. Recuerdo que les decía que no podían siempre buscarle la quinta pata al gato. Que había que conformarse con lo que hay sin pensar en que eso tuviera oportunidad de llegar a ser mejor, porque en definitiva no íbamos a poder cambiar nada y era estúpido pensar que si se iba a poder lograr. Nadie nunca me dijo que eso estuviera bien o mal, yo simplemente convivía con esa idea, sin darle demasiada importancia.
Hasta que, un buen día, me di cuenta de que este mundo, necesitaba gente ambiciosa, gente con deseos de auto superación, ganas de más, gente que se encuentre inconforme y aspire a mejorar, fue entonces, que me convertí en uno de ellos. En un insaciable, un hombre que trabajaba, que buscaba, que insistía, que hablaba, que jodía, que se quejaba. Todo en pos de lograr un entorno mejor, en pos de su propia evolución y la evolución de su prójimo. Alguien que nunca estaba conforme con lo que era, sino que siempre pretendía ser más.
Al principio fue algo muy bueno, me estaba convirtiendo en esa persona que siempre había querido ser y nunca había podido, cada vez me parecía más a esos ídolos que consideraba inalcanzables, incluso, llegó un punto en el que me volví mi propio ídolo, ya no necesitaba tener una figura extraña a mi ser como referente, yo mismo podía ser mi propio modelo.
Sin embargo, también con ésto, llegó una infelicidad y un vacío enorme, un sentimiento de insatisfacción constante, algo de lo que no sabía como salir. Este sentimiento, me mantuvo impedido, a tal punto que el que pudiera seguir avanzando, había dejado de ser una realidad para transformarse en un sueño. Ya no hacía nada más que lo que me obligaban a hacer, me había convertido en un autómata sin alma, alguien que hacía todo por inercia y que ya nada sentía.
Fue ahí que decidí ponerle un alto, y decidí sentirme conforme con algo, sentirme conforme con mi apetito insaciable de querer hacer todo mejor. Entendí que iba a poder estar más tranquilo, si me sentía conforme con mi inconformidad, si sentía orgullo de ser una persona que constantemente buscaba la excelencia.