Ethan vivía en un pequeño pueblo, rodeado por bosques pacificos y montañas milenarias. Su casa, de un piso y de color naranja, era acogedora, y, más importante, era suya. Suya en todo sentido: desde el desorden, los posters, los altavoces, los dvd, las luces, su estilo retro, hasta en su cama individual.

Su vida era bastante normal, tenía amigos, trabajo, y cuando quería relajarse y pensar, le gustaba pasar horas y horas en la orilla de un pequeño río que cruzaba un bosque no muy lejano y escuchar canciones, que casualidad, retro.

Pero, desde hace unos meses, él sentía que su casa ya no era suya.  Alguien que no conocía vivía con él. Alguien que nunca había visto en su vida, un fantasma tal vez. Era extraño, a decir verdad, pero todo apuntaba a esta hipótesis: a veces aparecían cosas que no había comprado, o encontraba las suyas en lugares distintos; los cereales de miel, que parecen ser los favoritos de esta persona misteriosa, desaparecían inmediatamente después de llegar a casa; El desorden y la suciedad que dejaba eran limpiados mágicamente. Gracias a este individuo, había muchos más libros en su casa, y a veces incluso llegaban desde Amazon a su puerta, y ya pagados. Alguien estaba infiltrandose y dejando objetos, fragmentos de su persona, dentro la casa que a él le pertenecía.

¿Pero qué podía hacer él? Le preguntó a los vecinos, pero no sabían nada. Una vez incluso le pidió a la policía que haga guardia a su casa mientras dormía. A la mañana siguiente habían rastros obvios de la persona, pero el agente no vio entrar a nadie. Las cámaras de seguridad eran bastante caras, por lo que no era una opción.

Después de un tiempo, decidió dejar de investigar. La gente ya comenzaba a mirarlo de manera diferente, por lo que sería mejor para él si simplemente dejara de buscar una explicación. De igual forma, no parecía querer lastimarlo.

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⏰ Última actualización: May 10, 2020 ⏰

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𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞𝐧'𝐭 𝐦𝐢𝐧𝐞, 𝐛𝐞𝐜𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora