Veintisiete;

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Mimi

—¡Me ha ido de puta madre! —salí al pasillo chillando, casi sin creerme el pedazo de examen que me había marcado. O por lo menos, esa era la impresión que tenía. —¡Creo que es el mejor examen que he hecho en seis años! —añadí sonriente.

Miriam, que me esperaba en el pasillo con unos cuantos compañeros de clase, ya que ella solía ser de las primeras en acabar el examen, se levantó del banco en cuanto me vio.

—¿Es en serio? —sonrió, aunque ya sabía que no estaba bromeando; mi alegría era tan real como lo que sentía por ella. Asentí efusivamente y abrí mis brazos, por lo que Miriam no dudó en caminar hacia mí y fundirse entre ellos. —Qué bien, Mimi. Me alegro muchísimo.

Besé su cabeza aprovechando nuestra ligera diferencia de altura, mientras movía nuestros cuerpos abrazados, haciéndonos tambalear por el pasillo.

—Es gracias a ti —le dije convencida. Miriam levantó su cabeza para mirarme a los ojos y me sonrió, antes de pincharme el costado. —¡Ay! —protesté.

Ella se echó a reír y nos separamos, deteniéndonos ya a unos metros de nuestros compañeros y de la puerta de la clase.

—No bajes la guardia que mañana tenemos economía —me advirtió, bromeando pero con un deje de consejo real en sus palabras.

—No, no. Este tarde tengo refuerzo, ¿sabes? Aunque a veces me cuesta concentrarme porque mi profe es muy, pero que muy guapa... —bromeé, rodando los ojos coquetamente.

—Vaya, ¿en serio? —preguntó Miriam, poniendo sus brazos alrededor de mi cintura, gesto que me sorprendió. Que no me iba a quejar ni a frenarla, vamos; cada vez estaba más suelta conmigo en público, y aquello me encantaba.  —Pues tendré que ir a supervisar esas clases, eh... No quieres verme celosa, te lo digo.

—Bueno, de hecho ya te he visto estar un poco celosona, y desde luego que no quiero repetirlo —reí. —Aunque no te voy a negar que me pone bastante verte así.

Miriam se soltó de mi cuerpo para propinarme un pequeño empujón, y al tirarme hacia atrás, choqué contra un cuerpo. La cara de Miriam se volvió blanca como el papel, para luego irse sonrojando progresivamente. Yo me di la vuelta.

—Lo siento, Carol —me disculpé rápidamente, al ver contra quién había chocado.

Nuestra tutora nos miró a las dos, y sus labios dibujaron una pequeña sonrisa.

—Vaya, vaya. ¿Ya habéis acabado el examen? —Miriam asintió repetidamente. —Me parece bien que lo celebréis pero no me hagáis este barullo en el pasillo —indicó antes de dar unas fuertes palmadas que callaron al resto de compañeros deambulando por allí. —Si habéis acabado, a hablar fuera, que aquí molestáis a los que siguen haciendo el examen, venga.

Una desbandada de alumnos salió hacia el vestíbulo principal, con la intención de salir a la calle. El examen había sido a última hora por lo que después de este, ya nos podíamos ir a casa. Obviamente me había saltado todas las clases excepto lengua castellana con Jorge, ya que era bastante estricto con lo de la asistencia.

—¿Todo bien, Miriam? —preguntó seguidamente.

—S-sí, todo bien —asintió ella, ganándose una sonrisa por parte de nuestra tutora.

—Me alegro, guapa. Y en cuanto a ti, Doblas, espero que te haya ido bien el examen, teniendo en cuenta que no se te ha visto el pelo en toda la mañana... Espero que la hayas aprovechado, por lo menos —soltó Carol con algo de retintín, empezando a caminar por delante nuestro.

Game Over 🌙 || MIRIAM²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora