06

4.4K 568 190
                                    

Seonghwa abrió la puerta del apartamento, iniciando el recorrido hacia el interior de su hogar. Se detuvo a mitad del pasillo para sacar sus zapatos, colocándose las pantuflas para no pisar el frío suelo, permaneció sobando sus sienes por el insoportable dolor de cabeza, evadiendo por completo el hecho de que una mujer estaba sentada sobre el sofá, dándose cuenta hasta que la ve a través del espejo, ocasionando que se dé la vuelta con rapidez agudizando su dolor.

— ¿qué haces aquí? — pregunta sorprendido y a la misma vez disgustado por aquella presencia. Se sintió pequeño cuando se percató de la mirada que tenía; estaba recorriéndolo entero con esos ojos gatunos, sintiéndose avergonzado sin razón aparente.

— ¿esa es manera de hablarle a tu madre? — la mujer pregunta, mientras eleva una de sus cejas, fijándose muy bien en el aspecto desaliñado que su hijo tenía — la vida de universitario parece estar yéndote de maravilla

— ¿has sido como una? — respondió Seonghwa de la misma manera, tratando de lucir fuerte, viéndose patético ante los ojos de su progenitora. Desde que tenía memoria, su vida había sido un infierno total; lleno de traumas, abusos y desprecios por parte de la mujer frente a sus ojos, pero no podía hacer mucho, a pesar de tener una edad suficiente era demasiado débil y manipulable, no podía trabajar siquiera, no porque así lo decidiera, sino porque su madre se encargaba de que lo echaran de los trabajos que tanto le había costado conseguir.

Todo era fácil para ella, podía conseguir cualquier cosa con su riqueza e influencia, solo bastaba chasquear las yemas de sus dedos y todo el mundo se colocaba a sus pies, todos, incluyéndolo. Era triste decirlo, pero era la realidad, su realidad.

— mírate, tratando de lucir fuerte — Hyejin se rio, cruzando los brazos — te he dado todo, así que para tu desgracia me convierte en tu madre, es una pena que tú ni yo tengamos elección en eso.

Tenía razón, había recibido mucho, pero todo era material, eso solo le había hecho sentirse más vacío, comprado y usado, hubiera preferido mil veces un abrazo, palabras de aliento o una simple muestra de afecto, algo que le demostrara que no era una falla en el mundo, algo que le hiciera sentir importante para el ser humano que alguna vez amó, pero no obtuvo nada de eso. Seonghwa siempre se sintió pequeño bajo sus ojos y Hyejin lo sabía, se aprovechaba de eso y lo odiaba, odiaba no poder ganar valentía de una vez por todas, la mujer tenía el don de penetrarle el alma con una simple mirada, tenía el poder de destruir todo su esfuerzo con unas simples palabras y lo más triste era que él las escuchaba.

— dime que es lo que quieres — estaba rendido como para iniciar una discusión sin ningún fin. Sabía que siempre que lo visitaba quería algo.

— veo que no quieres que esté aquí — suspiró la mujer sin ningún rastro de sentirse herida — está bien, no intentare esforzarme entonces — dijo con un tono de voz fastidiado — vengo a insistir para que regreses a casa y tomes mi lugar en la empresa,

— sabes que es inútil venir hasta aquí para decirme eso, estoy feliz haciendo lo que quiero — Seonghwa se sorprendió de que su voz no flaqueara al momento de decir esas palabras, aun así, sintió rabia, le molestaba el hecho de que ella quisiera manejarlo como a una marioneta, estaba cansado de sentirse inferior y de permitir que le pisoteara tanto como quisiera.

— ¿y qué haces?, ¿crees que jugar al diseñador va a darte de comer? — pregunta retóricamente — creí que ibas a cansarte de jugar a ser universitario, que ibas a darte cuenta de que no puedes hacer nada, ni ser nada sin mí. Lo tuyo solo es un sueño, Seonghwa y los sueños deben quedarse como lo que son, pensamientos que te hacen menos miserable — dice como si nada, como si no supiera que esas palabras eran tan filosas como una daga y tan duras como el hierro — estarás mejor si comienzas a actuar como un adulto y dejas esas niñerías — se levantó del sofá con un gesto satisfecho en su rostro — como sea, tarde o temprano tienes que darte cuenta de que tu lugar pertenece a donde estoy yo — después de que esas palabras salen de su boca, comienza su recorrido hasta la puerta de la casa, resonando sus tacones sobre el pulcro suelo hasta que deja atrás a un Seonghwa destrozado.

Trastorno Obsesivo Compulsivo|| SeongJoong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora