Elixir

¡Hola!☺️

He vuelto con una historia nueva de Kiriasu ❤️ como siempre. Pero en esta ocasión, siento que se me fue la mano con los acontecimientos que se desarrollan aquí. Creo que perdí un poco el hilo de lo que quería hacer en un inicio y me dejé llevar por la pasión de esos dos. asfadsdafsdas 😆

De igual forma espero que la disfruten, y si encuentran errores (de todo tipo) háganmelo saber y lo corrijo. Eso es todo por ahora, lean y siéntanse libres de reír, odiar, amar y fantasear con este pequeño relato. 🥰

¡Escuchen la música es hermosa!

Atte. Tifa

&

Asuna.

Esa primer noche en mi habitación no pude dormir. El dolor atrapado en mi garganta, conteniendo unas terribles ganas de llorar, asechaban mi mente; no sabía bien que causaba semejante sufrimiento o si se debiese alguna secuela por despertar y haber borrado mis recuerdos. Pero estaba segura que aquello que se arremolinaba en mi pecho con fuerza, era el comienzo de una gran tormenta.

Lo siguiente que hice fue tomar mi celular y llamarle; la necesidad de tenerlo cerca, era por mucho la más grande que había tenido. Explicar mis sentimientos descarrilados fue complicado, pero él pareció comprender y pese al terrible sueño que podían causar los medicamentos, me tranquilizó y escuchó todo lo que quise.

—Kirito-kun... yo... yo... —tragué salvia con pesadez mientras abrazaba mis piernas y me acurrucaba en la esquina de mi cama.—Siento que algo malo te ha pasado y.... y no puedo evitar que la impotencia me consuma...¿Tiene sentido para ti?—la sensación de que aquellas palabras carecían de lógica, me embargo. Mi corazón podía estar tranquilo de saber, que ese chico por el cual sufría, estaba en el hospital; seguro y en proceso de recuperación, a tan solo dos semanas de ser dado de alta. A pesar de saber todo eso, no se sentía bien; era como si alguien muy dentro de mí, gritará y se aferrará a la idea de que algo terrible estaba aconteciendo.

—Claro que lo tiene—su voz sonó con melancolía.— Tiene sentido, si es algo que te aflige y no te deja dormir.

—Kirito-kun, mi dulce Kirito-kun...—tomé una pausa y apreté mis ojos con fuerza. Las palabras se atoraban en mi garganta y el aire comenzaba hacerme falta. En mi pecho un gran dolor se desataba, tan similar a una espada clavada. —Prometí que siempre te seguiría a cualquier lado, a cualquier mundo y nunca me separaría de ti... —jalé con fuerza la cobija y me tapé hasta la cabeza, queriendo ocultarme de la escasa luz que se colaba por la ventana.—Siento que te he fallado...

—Asuna, escúchame bien.—carraspeó— Tú siempre me has protegido y sin ti yo no sería capaz de hacer nada. Me he convertido en la mejor versión de mi mismo porque sé que te tengo y sin importar en que mundo, dimensión o lugar me encuentre, siempre te buscaré, así tenga que pasar otros 200 años sin poder verte. ¿Me has entendido?... cualquier dolor que puedas sentir por no estar a mi lado, te lo compensaré con el resto que me quede de vida.

Sus palabras desataron un alivio que me llenó de pies a cabeza, cómo chispas arremolinadas por todo mi cuerpo; las ganas de poder estar a su lado y enfrentar ese par de ojos fundidos en acero, se hicieron inaguantables.

—Kirito-kun, necesito estar contigo o no podré descansar. ¿Puedes decirle a Aki-san que me reciba en la entrada? No tardaré en llegar.

—¿Asuna?.... ¡Son las tres de la madrugada! No puedo dejar que vengas así, es peligroso que salgas de casa tan noche y...