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Todos piensan que soy un raro. Mi madre, mi abuela, mi padre y mi hermano. No me lo dicen directamente, pero sé que en sus mentes, la palabra que usan para definirme es la de raro. No me malinterpreten sé que mi familia me ama, pero creo que en el fondo desearían que yo hubiera salido más normal.

Soy Víctor y tengo 17 años. Y sí, soy un adolescente, aunque no defino mi comportamiento como la del típico adolescente. Y creo que ese es principalmente el problema que tengo. Según mis padres soy muy niño para unas cosas y muy maduro para otras, por lo que nada de lo que hago está acorde a mi edad.
Y es por eso que estoy aquí.
En este lugar.

Todo comenzó hace algunas semanas, cuando estábamos cenando, todos reunidos, contándonos lo que habíamos hecho en el día. Era verano, así que yo y mi hermano menor, Mike que tiene 12, no teníamos nada que contar. Mi abuela estaba poniéndonos al tanto de los últimos chismes del barrio, cosa que hace todos los días :

- Y ahora la pobre Ana está al borde del infarto. Que no es para menos, porque enterarse que su marido, que es más viejo que Jesucristo tenga una amante que tiene la misma edad de su nieta no debe ser algo fácil. Ya digo yo que los hombres empeoran con la edad.

Mi abuela siente un ligero odio hacia la población masculina después de que el abuelo la dejara por otra. Creo que nunca lo superó. Eso fue hace más de 20 años, yo ni siquiera había sido concebido, pero mi abuela cuanta la historia cada día como si fuera algo que hubiese ocurrido la semana pasada.

Nunca conocí al abuelo, cuando dejó esta familia, se mudó a otro país con su nueva esposa y nunca más se supo de él. Aún así mi abuela ya dio por hecho que murió hace unos años, y a veces cuando se refiere a él usa frases como "espero que estés revolcándote en tu tumba".
Sin embargo, papá no dice mucho del abuelo. Las veces que le he preguntado solo dice que era un buen padre, pero que simplemente no era feliz de la manera en la que vivía. Secretamente, pienso que papá sufre más que la abuela, solo que el es menos demostrativo al respecto.

-Abuela, espero que seas consciente de que en esta mesa hay sentados tres hombres. Así que indirectamente nos estás ofendiendo-le aclaré mientras me servía un poco más del guiso que ella había cocinado. La verdad es que nadie superaba a la abuela en la cocina en lo que a mí respectaba.

Ella me dedicó una mirada de burla antes de responderme.

-Víctor por favor. Hombre aquí solo es tu padre, y a Dios gracias que no salió a el degenerado de su padre que espero que este revolcándose en su tumba- reí en silencio ante esa última frase- Y tú y Mike solo son unos niños.

Mike frunció el ceño ante esa afirmación, supongo que a él, como a mí, no le gustaba que lo catalogaran de niño. Ya Mike era prácticamente un adolescente y bueno, yo estaba saliendo de la adolescencia. Dentro de unos meses tendría 18, ya hace tiempo que había pasado de la fase de niño, y me molestaba que me trataran como si lo fuera.

-Dentro de poco tendré 18-dije con cierta petulancia- Así que hace unos cuantos años dejé atrás la niñez.

Mi abuela solo me dirigió una mirada molesta y prosiguió a contar otro nuevo chisme. Tan típico en ella. Cambiar el tema de  conversación cuando sentía que no tenía las de ganar.

Alcé la mirada hacia el reloj que se encontraba en una de las paredes del comedor y vi que ya casi era la hora de que empezara uno de mis programas favoritos. Se llamaba Cosmos y evidentemente era sobre el universo y sus misterios, un tema que me apasionaba enormemente.

Algún día me gustaría viajar por todo el Sistema Solar. Y ver si en verdad la Tierra se ve chiquita desde allí. Víctor el cosmonauta. Que ilusión. La primera vez que le comenté mi deseo a mi familia, me dijeron que me bajara de las nubes y  aprovechara mi inteligencia en algo verdaderamente útil.

La Fantasia De Nuestros MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora