Capítulo XXIX || Deseo.

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RONAN


Las carcajadas eran sublimes, el estupor, la sonrisa y las risas llegaban a él mágicamente, las mujeres se desinhibían cuando tomaban y mucho más cuando Ronan estaba cerca, a diferencia de Hilda, Reisser o Gunhild que tenían que emborracharse para tomar valor para poder acercarse a las mujeres, o peor aún el pobre Erkenbald que tenía que emborracharlas para que ellas decidieran acostarse con él, Ronan había sido bendecido por Aeger. Sin embargo, esa noche no le interesaba yacer con simples sirvientas, él podía tenerlas en cualquier momento que él quisiera. Lo que le importaba era Gálica, y no se encontraba en ninguna parte del salón de fiestas.

     "¿Cómo es que le demostraré a Gálica mis verdaderos sentimientos si ella no aparece?" Pensó Ronan. Entonces la vio, la condesa Rottenbaum, sentada en una de las mesas, hombres ebrios a ambos lados quienes trataban de cortejarla, pero la joven condensa tenía nulo interés en alguno de los guerreros que se encontraban sentados a su alrededor. A Ronan no le sorprendía, no era difícil conseguir una mujer siendo un hombre de armas, era un requisito para ser considerado al menos hombre en Stahland, pero era muy diferente ser un hombre a ser un prospecto para una condesa. Sobre todo para querer conquistar a Nadja Rottenbaum, una de las mujeres más codiciadas del reino. No solo por su belleza, sino por la riqueza del condado de Rottenbaum.

      Las horas pasaron y la reina no se presentaba, y el guerrero podía encontrarla en algún lado, Ronan bebía más y más para pasar el tiempo, poco a poco comenzó a morir la fiesta, con hombres desfallecidos en las mesas y mujeres que yacían inconscientes después de haber bebido toda la noche, Ronan se levantó, era extraño...se sentía como si estuviese caminando sobre una barca, No es que Ronan no se emborrachara, solo que usualmente se daba cuenta de cuanto había tomado. El muchacho se cayó sobre su asiento nuevamente.

      —¿Te encuentras bien Ronan? —Preguntó la condesa Nadja. La mujer colocó su mano en el hombro de Ronan, mientras ella recargó su otra mano en el pecho del guerrero. La cabellera de la condesa olía a aceites de bayas silvestres. Y cuando la condesa se inclinaba, Ronan podía apreciar los senos de la chica a través del escote del vestido.

      —Sí, estoy bien. —Respondió Ronan. El muchacho entendía exactamente lo que la condesa Nadja estaba tratando de hacer, no era estúpido como la mayoría de los borrachos.

     —¿quieres que te lleve a otra parte? —Preguntó la chica.

     —No, estoy bien aquí. —Respondió Ronan.

     —¿Estás seguro Ronan? —Volvió a preguntar a la condesa.

     —Sí. —Respondió Ronan. Él en cualquier otro escenario se hubiese ido con la condesa, pero Gálica debía estar ahí entre los invitados que se volvían cada vez más borrosos con cada vaso de cerveza que Ronan bebía. No podía permitirse hacer un error estúpido, los celos era el veneno del amor, y no podía hacer sentir celosa a Gálica estuviese donde estuviese. Entonces pudo sentir el cálido aliento de la condesa en su oreja.

     —La reina Gálica no está aquí Ronan, regresó a su recamara horas atrás. —Respondió la condesa Rottenbaum. —No tienes por qué seguir fingiendo que no tienes interés en mí. Siempre he querido saber que se siente estar con un héroe de canciones. —La condesa entonces mordió delicadamente la oreja de Ronan mientras comenzaba a descender su mano por el vientre del joven guerrero.

     "No...no lo hagas Ronan, no vale la pena, ella es una condesa, y Gálica es una reina, ¡Una Reina! Imagina el trono Ronan, el trono" pensó Ronan, pero con cada roce de la condesa contra su cuerpo el muchacho comenzaba a divagar, cuando finalmente la condesa agarró el miembro viril de Ronan a través de sus pantalones. "¡Hazlo!"

     Ronan entonces se levantó de golpe de su asiento y miró a la condesa directamente a sus ojos azules, luego el muchacho la agarró con firmeza de sus hombros, la condesa dio un pequeño brinquito de miedo. Entonces Ronan la tomó de los glúteos con firmeza y la levantó del suelo. La condesa jadeó. Los dos se miraron intensamente por un instante, entonces la condesa se acercó lentamente a los labios de Ronan. Sin embargo, esa no era la forma de amar de Ronan, el muchacho entonces la beso con fuerza, la Condesa al instante cambió su conducta y se volvió más agresiva mordiendo el labio de Ronan. Al mismo tiempo meneando los rizos dorados de la cabellera del guerrero. Los dos se miraron nuevamente jadeantes, rodeados del estupor de la bebida y el calor de los hornos, las fogatas, los candelabros y las antorchas del salón, ¿O acaso eran sus cuerpos rogándoles por que se unieran?

     Cargando a la condesa Ronan salió por la puerta y se dirigió hacia su recamara. Su habitación era lo que se esperaba de un guerrero; escudos de sus enemigos caídos adornaban las paredes de piedra, una chimenea con fuego brillante, pieles de lobo y oso sobre la cama. Ronan aventó entonces a la cama a la condesa. Y comenzó a quitarse la ropa, la condesa hizo lo mismo. Luego Ronan le tomó firmemente por los muslos y la jaló hacia su entrepierna, la cabellera de la condesa quedó estirada a lo largo de la cama. El muchacho entonces tomó su miembro y lo insertó delicadamente en el interior de la condesa, sin embargo, la Condesa lanzó un gemido ahogado, solo eso fue suficiente para que Ronan, entonces comenzara a embestirla con fiereza. La cama crujía y el respaldo golpeaba repetitivamente contra la pared.

     En su sueño se veía desnudo cubierto de sangre, en sus manos el mandoble. Se veía en un campo nevado con montañas azules al fondo. Y entonces escuchó el relinche de un caballo, sobre una loma se encontraba él. El Semental de Fuego; níveo, con ojos azules llameantes, con crines de fuego azul, rojo y ámbar. Con vapor brotando de sus pezuñas. El Semental entonces comenzó a cabalgar a través de la nieve en dirección hacia Ronan. El hombre entonces alzó la mano para acariciar al Semental que caminaba hacia él, cuando una luz plateada lo hizo huir del lugar. Ronan miró conmocionado el evento, entonces pudo ver como la misma luz plateada caía sobre él, su imponente sombra sobre la nieve comenzaba a disminuir, entonces Ronan alzó la mirada, una colosal luna plateada se alzaba en el cielo nocturno.

     Ronan despertó. 

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