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Es la miel de la flor que sólo abre por las noches, ¿Demasiado amarga para ti?

El número de mentiras se fueron acumulando

Voy a mostrarte mis colmillos y mi mordida será en tu contra. Está bien, ya que a ti te gusta el dolor, ¿Cierto?

 

 

Le propuso salir ese día a cenar, no tenía nada de malo querer romper la rutina de vez en cuando para salir con tu pareja. La verdad era que empezaba a aterrarle el hecho de que sus citas fueran simplemente para verse en las noches, hacer el amor y después dormir ambos abrazados. Aunque eso no le molestaba en lo absoluto, la verdad era que no era como esperaba al tener un noviazgo con Akira.

Akira era el nombre de su pareja, ese hombre que le había gustado tanto tiempo atrás y al cual había conseguido seducir para que aceptara salir con él. Era guapo, tenía buen cuerpo y apariencia ruda, pero lo que más le gustaba de él era su personalidad tan divertida. Aunque para muchos se les hiciera tedioso el convivir con una persona que hace bromas estúpidas de todo, para Takanori era bastante agradable, era relajante el reírse cuanto pudiera en el día des estresándose un poco de todo aquello que le pesaba a mitad del día. Akira se había vuelto un gran amigo para él, alguien con quien convivir y también le tenía eterna confianza.

 

Aquella noche se había arreglado como de costumbre, él tenían un gran gusto por la moda y por lucir siempre bien, podría decirse que de las cosas que tenía el 80% era de ropa y accesorios, contándole también el maquillaje que usaba en sus ojos y labios. Quizás por su apariencia era que Akira no se pudo resistir ante él, era una gran arma.

Salió sin mucha prisa a fuera del edificio donde vivía para esperar a su pareja, por alguna razón no podía quitarse de la cabeza aquella plática que había tenido con su compañera de trabajo ese mismo día  «Akira te está mintiendo, Takanori»  recordó sus palabras y sintió un sabor amargo al hacerlo, Akira no podría.

—Hola, Taka. —el rubio interrumpió sus pensamientos con aquel saludo y besando casi de inmediato sus carmines labios, sacándole una sonrisa al más bajo y haciéndole olvidar absolutamente todo—. Te ves muy bien, como siempre. —aludió observando de pies a cabeza al otro, con ese traje negro brillante y guantes del mismo, su cabello rubio planchado, era obvio que le gustara.

Era obvio que quisiera cogérselo cada que tenía oportunidad.

—Hola. —sonrió y asintió ante su comentario—. Si íbamos a salir, tenía que verme muy bien.

—Pero si así te vistes siempre, aunque no salgamos a ningún lado. —rió ante sus propias palabras mientras seguía observando a detalle su vestimenta. Se preguntaba cómo podía tener tanto dinero para comprarse todo aquello, le era complicado recordar a Ruki vestido con la misma ropa una vez antes, quizás hasta desechaba lo que ya usaba.

—Deja de pensar en toda la ropa que tengo y vayámonos ya a cenar, ¿Te parece? —le adivinó el pensamiento. Tomó su mano y ambos comenzaron a caminar por aquellas calles hasta donde estaba el restaurante en el cual había hecho una reservación.

The end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora