Decir que se sentía miserable, era poco para describir el dolor que sentía. Las manchas incurables que habían salpicado su corazón volvieron a surgir con mayor rugido, como si de un león casando a su presa se tratase. Éste dolor era horrible, quería que parase, cada segundo era peor que el anterior. Era su culpa...¿realmente era su culpa? Estaba asustado y confundido, aterrorizado y con desvíos. ¿Qué debería hacer? Quería huir del país, del mundo, del planeta, de la galaxia, de él mismo...Había pasado otra vez, ¡Otra maldita vez que el destino jugo con él como una estúpida marioneta controlada!
Pero no. Se vengaría, realmente lo haría así. No volvería a sentirse tan humillado como antes, si de alguna forma podía recuperar algo de lo que esa luz había dejado...pues, qué así sea.
(....)
-Hola Jeremy. -Mika se acerco a su prometido y le beso la comisura de sus labios. Últimamente lo había sentido más frío que de costumbre.
-Hola nene. -Dijo sin apartar la mirada de su teléfono. Había recibido varias noticias de alguien que había surgido de las cenizas cómo un ave fénix.
-¿Qué tanto lees? -Preguntó curioso mientras unas pequeñas risillas se escapaban de sus labios.
Jeremy levantó la mirada en signo de desaprobación por parte de su prometido, que éste, aún riendo, se llevó un pedazo de pan tostado a la boca.
-Nada, estaba leyendo las noticias.
-Estabas. -Dijo el contrario y se levantó de su lugar. Camino hasta el otro, y se sentó en su regazo, abrazándolo por el cuello, mirando esos hermosos ojos grises que lo volvían loco.
-Eres tan bello. -Jeremy observó a su pequeña maldición cómo un sabroso postre. Éste sonrió coqueto, pues había conseguido que su prometido lo mirará tan deseoso.
Mika sin pensarlo dos veces, comenzó a devorar los labios de Jeremy mientras abría descaradamente sus piernas, de modo que su trasero quedaba débilmente alejado del pene de su amante. Comenzó a frotar su trasero lentamente, quería que su amado le dijera que quería hacerlo, pues mas que eso, le encantaba qué él cumpliera su capricho.
-Por favor...Jeremy, deja de ver las noticias y examiname a mí. -Gimió débilmente en el oído del contrario, aun jadeante, beso el cuello de Jeremy en forma de "Ven y hazme tuyo otra vez..."
-Tengo que irme a trabajar. -Jeremy deslizó sus manos por la pequeña pero tornada cintura de su querido Mika, beso una vez más sus labios y lo alejó delicadamente, pues sabia que si seguían así, no duraría en cogerse ese pequeño pero tóxico cuerpo que en cierta parte amaba pero otras veces odiaba, pues era tan débil a tanta belleza junta.
-¡¿Por qué ahora?! No vayas hoy...Jeremy. -Gimió una vez más su nombre, quería convencerlo, el bulto en sus pantalones no lo hacia sentir muy bien, quería su tacto, delicado pero tan sucio, tan descarado pero tan dulce. Por qué así lo amaba.
-No cariño, pero sólo... -Masajeo el miembro de su amante y lo miró serio. -Ocupemonos de esto. -Esa mirada le pareció tan sexy a Mika qué nuevamente se abalanzó a él besándolo y mordiendo todo a su paso, dejando en claro que él le pertenecía y viceversa. Jeremy apretó el trasero de Mika y lo levantó, cargándolo como un recién casado a su esposa y lo llevó a la habitación en donde desenvolvieron el amor y la pasión que habían contenido todos estos meses.
Pues aunque se habían hecho novios después de salir de la universidad, apenas se habían comprometido. Mika estaba mas que feliz y había salido triunfante de Nai Vander, pero estaba más que claro, y Mika lo sabia; Qué Jeremy no había olvidado al chico de falda que traía vueltos locos a todos en preparatoria. Pues su nombre había renacido de entre los muertos para otra vez gritar a los cuatro vientos, ¡Soy Nai Vander y he vuelto a ser la puta del salón! Pues era lo qué Mika escuchaba cada vez que ese desesperante nombre es escuchaba, pero no. Está vez no iba a permitir que Nai Vander quisiera arrebatar lo que con tantos esfuerzos había conseguido, esta ves lucharía con uñas y dientes. Ya saben lo que dice, "El que se lleva, se aguanta"
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El chico de la falda Rosada. [Yaoi/Gay] [Editando]
Teen FictionNai Vander es el hijo mayor y cabecilla de la familia Vander, rival de la familia conocida por malas razones como los Evans. Un tanto cliché: Rivalidad convirtiéndose en un amorío juvenil. Combinando la vida empresarial con la vida privada, algo dep...